MESSI ES TODO PARA ARGENTINA: Con un doblete del astro, los gauchos se imponen 3-2 a Nigeria y ambos clasifican a octavos

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Messi es el equipo, también el sistema táctico, el monopolio del gol y, en efecto, la exclusiva esperanza que motoriza los corazones del pueblo argentino, hoy presente como nunca en el estadio Beira-Rio de Porto Alegre.

Tras las miradas desconfiadas recibió en Sudáfrica 2010, el astro rosarino, con 27 años recién cumplidos, elabora un desquite soberbio y aplastante contra cualquier resistencia a considerarlo -aún- el amo de la selección.

Al golazo frente a Bosnia (2-1) en el debut y al agónico tanto que dio el triunfo más la clasificación frente a Irán (1-0), le sumó esta tarde en Porto Alegre un doblete que puso en segundo plano la profundidad de las carencias argentina en la búsqueda de su tercer título del mundo.

Si Messi es capaz de capitalizar un rebote en el área, rodeado de rivales, y colocar la pelota inalcanzable en el techo del arco; si puede ‘colgar‘ en el ángulo un tiro libre en la última jugada antes del descanso, entonces, disimuladas quedan las bajas actuaciones individuales y también los históricos desajustes defensivos.

Cuatro goles en tres partidos, gambetas, asistencias, frenéticos arranques… Omnipresente para ganar el Grupo F y esperar los octavos con la tranquilidad de saber que transita Brasil 2014 en toda su dimensión.

En ese nivel, la discusión táctica (4-3-3 o 5-3-2) y el debate de sus socios (Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Ezequiel Lavezzi o Rodrigo Palacio) se convierte en un aspecto secundario, aunque para el director técnico Alejandro Sabella no lo sea.

¿Qué hay más allá de Messi en el equipo argentino? En primer término, individualidades de rendimiento dispar, que buscan un entendimiento a menudo inconcluso.

Frente a los campeones de África, Ángel Di María mostró sintonía fina con la ‘Pulga‘, a diferencia de Higuaín y Agüero (salió lesionado a los 37m.PT), ambos en deuda por lo demostrado en la fase inicial del Mundial 2014.

Javier Mascherano y Fernando Gago, esmerados en la pulcritud del primer pase, se exponen a menudo en coberturas insuficientes cuando el equipo pierde la pelota en posición de ataque.

La defensa, en tanto, combina dificultad en la marcación de sus laterales, aciertos personales de Ezequiel Garay y fallas constante en Federico Fernández, todo en un contexto colectivo propicio para el negocio de rivales veloces.

En suma, Argentina cerró la ronda de grupo de Brasil 2014 con la imagen de un equipo desbalanceado, inseguro por momentos, prolijo en otros y letal sólo cuando Messi entra en acción. (Agencias)

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