Por lo menos en Quintana Roo, Morena está resultado un engrudo del PRD.

Si bien se suponía que Morena sería una versión corregida del “sol azteca”, en Quintana Roo este nuevo partido político exhibe una secuela muy avanzada de los peores rostros del perredismo.

Potencialmente, Morena sería el principal adversario del PRI en los próximos comicios federales, como consecuencia lógica de los sendos triunfos de Andrés Manuel López Obrador en 2006 y 2012 en Quintana Roo.

Pero, lejos de aprovechar esta especie de “hándicap”, el “morenismo” está decidido a hacerse la vida difícil.

De entrada, hay dos bandos que se siguen dando hasta con la cubeta y cada cual pretende ser una especie de representación sacerdotal de Andrés Manuel en Quintana Roo.

También hay indicios que el Gobierno del estado ya metió la mano en Morena, además de que sus dirigentes no se atreven a alzar banderas locales.

Y por si fuera poco, cuando el proceso electoral está a la vuelta de la esquina no tienen prospectos, mientras que el PRI ya llevan tres meses de pre-precampaña.

Peor inicio no ha podido tener Morena en Quintana Roo.

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