Ludivina Menchaca no se manda sola.
Y es que ahora aparece como “chivo expiatorio” del exagerado y torpe operativo de la Profepa en el que fueron detenidos 16 holboxeños y que, evidentemente, se trató de un golpe de mesa contra el grupo de ejidatarios que se oponen al proyecto de empresarios yucatecos que pretenden llevar a cabo tres megadesarrollos en la isla y que han contado con todo el apoyo del Gobierno del estado, desde el sexenio anterior.
Y precisamente Ludivina Menchaca forma parte de la enorme cuota de delegados federales que el actual Gobierno del estado arrancó al presidente Enrique Peña Nieto.
Es evidente que en el operativo se les pasó la mano y alguien tiene que asumir la responsabilidad política.
Las cosas no solo no salieron como se esperan, sino al contrario, se revirtieron.
Algo así como lo que sucedió en la Ley de Ordenamiento Social (y luego Cívico), y en el que el “culpable” resultó el diputado Juanito Carrillo.
Y ahora le toca a Ludivina Menchaca.