Luego de que decenas de millones de pesos fueron destinados en el gobierno de Félix González Canto para la compra, instalación y supuesto mantenimiento de cámaras de vigilancia con el propósito de ayudar a combatir el delito en la capital del estado, hoy lucen simplemente como monumentos a la corrupción y negligencia que imperan en la Secretaría Estatal de Seguridad Pública.
Y como si el derroche de esa millonaria inversión fuera poco, el año pasado, durante la gestión del General Bibiano Villa Castillo, se instalaron y pusieron en funcionamiento –supuestamente– 22 cámaras más, con el objetivo de “detectar posibles actos delictivos y accionar la fuerza policial de forma inmediata”; al menos esto decía el boletín.
Pero el asalto a la empresa de micro créditos Increc en Chetumal el pasado sábado, negocio ubicado en la Avenida Juárez con Chapultepec, evidenció la inutilidad de este sistema de vigilancia, ya que a menos de 20 metros está colocada una cámara que supuestamente monitorea, registra y detecta toda actividad irregular, con un enfoque de 360 grados de recorrido.
El robo de 500 mil pesos ocurrió a plena luz del día, en el corazón de la ciudad y con una cámara de vigilancia justo enfrente de donde se cometió el crimen, y que no se haya recuperado el botín o atrapado a los delincuentes da mucho que pensar acerca de la efectividad de esos aparatos, o peor aún, siembra dudas sobre posible corrupción en las personas que las controlan.
Y es que todas las imágenes captadas por las cámaras son enviadas al Centro de Control y Mando C4, localizado en las instalaciones de la Secretaría Estatal de Seguridad Pública, sobre la carretera Chetumal-Bacalar.
Por otra parte, fuentes fidedignas señalan que en Chetumal y puntos cercanos a esta ciudad existen aproximadamente 30 cámaras instaladas, de las cuales solo funcionan tres, ya que las que se colocaron en el periodo de Félix González Canto solo duraron un año debido a la falta de mantenimiento y sobre todo a la pésima calidad de los aparatos comprados. La millonaria inversión se fue directo a la basura.
Así mismo indicaron que los tres únicos aparatos que funcionan están localizados uno a la entrada del edificio de la SSP, y los otros dos en los alrededores del mencionado edificio, quizás por el miedo que alguien entre a robar a esa dependencia por como están las cosas.
El ingeniero Juan Pedro Mercader, tiene que apretar el acelerador si no quiere que sus “30 años de intachable servicio público” se vayan al caño al término de este sexenio, ya que desde que aceptó el puesto en Seguridad Pública, asumió también el largo cúmulo de anomalías que viene arrastrando esta dependencia.
Mercader debe llamar a cuentas a los responsables del manejo y cuidado de estos aparatos, verificar si entran en garantía todavía, repararlos o sencillamente sancionar a los responsables de que se hayan perdido millones de pesos del presupuesto público.
Y es que dentro de la corporación señalan que Mercader está durmiendo con el enemigo. (Fuente: Periodistas Quintana Roo)