Boletos de avión, hospedaje en los mejores hoteles, todos los alimentos y bebidas, pago de eventos y de invitados, son algunos de los gastos que cada semestre realizan las bancadas de senadores y diputados en sus reuniones plenarias.
En los meses de enero y agosto es cuando los grupos parlamentarios de ambas Cámaras del Congreso de la Unión acuden por dos o tres días a diferentes destinos del país para discutir las previsiones para el periodo ordinario de sesiones que está por comenzar, en febrero o septiembre.
Ahí, debaten sobre la postura que tendrán respecto a un tema, las iniciativas que llevarán al Congreso en ese periodo y se informan y discuten sobre la situación que vive el país.
Los gastos para realizar esas plenarias son de cientos de miles de pesos y todo proviene de dinero del erario etiquetado para este fin, ejercido por cada grupo parlamentario en el Congreso.
Sin embargo, no es obligación de las bancadas dar a conocer cómo se ejercer esos recursos y pueden mantener los comprobantes solo en sus controles internos. Ninguna normatividad los obliga a transparentar el uso de esos recursos.
Los últimos días de este mes, antes de que comience el siguiente periodo ordinario, el 1 de septiembre, diputados y senadores harán sus maletas y viajarán a algún destino turístico colonial o de playa para desahogar los trabajos rumbo al último año de la LXII Legislatura.
Los diputados del PRI llevarán a cabo sus trabajos en el Distrito Federal; los panistas viajarán a la capital de Querétaro; mientras que los perredistas acudirán a Morelia, Michoacán.
En el Senado, los priístas irán a Boca del Río, Veracruz; los senadores panistas pasarán algunos días en Manzanillo, Colima; y los perredistas permanecerán en la Ciudad de México.
En enero pasado, diputados y senadores tuvieron los destinos más diversos.
Los diputados priístas se quedaron en el Distrito Federal y utilizaron las instalaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro para realizar su plenaria, a la que acudieron funcionarios del Gobierno federal.
Los diputados perredistas se fueron a Acapulco, Guerrero, y llevaron a cabo su plenaria en el Grand Hotel de Acapulco.
Los panistas estuvieron instalados en Puerto Vallarta, en el hotel Fiesta Americana, y una de las noches organizaron un convite en La Bodeguita del Medio, restaurante bar que cerraron al público para que los congresistas pudieran departir lejos de ojos ajenos a la bancada.
Fue durante la realización de esta reunión plenaria cuando, una de las noches, el coordinador de los diputados panistas, Luis Alberto Villarreal, y otros legisladores, acudieron a la fiesta en la que departieron con escorts en una mansión de lujo que fue rentada para los panistas.
Los senadores del PRI trabajaron en Mérida, Yucatán, en el hotel Hyatt de esa ciudad.
Los panistas acudieron a Morelia, Michoacán; y los senadores perredistas estuvieron en el hotel Four Seasons de la Ciudad de México. (Fuente: La Silla Rota)