De ninguna manera, la oficina alterna de “moches” de Desarrollo Urbano, ubicada en el fraccionamiento de Porto Bello, es un caso aislado y menos de unos cuantos.
Esta oficina de “moches sería la punta del iceberg de una escalada de grandes proporciones y que rebasaría a personajes del ámbito municipal.
El personaje clave de esta trama de corrupción es Gabriel Salmerón, que es el contacto para obtener permisos en Desarrollo urbano, a cambio, por supuesto, de una “corta”.
Pero este personaje no surgió por generación espontanea. Incluso fue protagonista en las elecciones locales de 2013, las más desaseadas en la historia de Quintana Roo.
Gabriel Salmerón era el supuesto dueño de los espectaculares que el PRI usó para la guerra sucia.
Incluso, el secretario de Gobierno Gabriel Mendicuti, intercedió en favor de Salmerón y “sus” espectaculares.
Y al final, nadie pudo contra los espectaculares y Salmerón fue premiado conforme a los usos y costumbres: no le dieron sino lo pusieron donde hay.