Morena, o al menos Morena de Quintana Roo, está muy lejos de su eslogan de ser un partido diferente, sino que en la realidad es una uno más del montón, o quizá peor de los hay en la entidad.
Y de entrada Morena, como es común en toooodos los partidos, practica la política del avestruz.
Nadie, ninguno de sus dirigentes, ninguno de sus voceros de las dos o tres facciones que se pelean Morena-QR, salió a deslindarse o al menos fijar una postura oficial sobre el voto de su compañera de partido y regidora Latifa Muza Simón, que se sumó al PRI y al PVEM para aprobar el Programa de Desarrollo Urbano.
Y el que calla otorga.
Y también, por cierto, Latifa Muza tampoco salió a explicar por qué votó por un ordenamiento que, entre otras cosas, autoriza dañar un área natural protegida.
Temas, como la transparencia y la rendición de cuentas, tienen en Morena la misma importancia que otros partidos: ninguna.