El Papa Francisco decidió remover de su puesto al obispo paraguayo de Ciudad del Este, Rogelio Livieres Plano, quien ha sido acusado -entre otras cosas- de encubrir a un sacerdote imputado por abuso sexual contra menores.
En un breve comunicado, la sala de prensa vaticana informó que el pontífice decidió quitar de su puesto a Livieres y nombró administrador apostólico “sede vacante” de esa diócesis a Ricardo Jorge Valenzuela, actual obispo de Villarrica del Espíritu Santo.
Un comunicado explicativo atribuyó la “ardua decisión” a “serias razones pastorales”, aunque no detalló cuáles fueron los verdaderos motivos.
Estableció que la “sucesión” de Livieres fue determinada “después de un cuidadoso examen de las conclusiones de las visitas apostólicas efectuadas por la Congregación para los Obispos y la Congregación para el Clero, al obispo, la diócesis y los Seminarios de Ciudad del Este”.
Agregó que la medida tomada por la Santa Sede obedece al “bien mayor” de la unidad de la Iglesia en Ciudad del Este y de la comunión episcopal en Paraguay.
“El santo padre, en el ejercicio de su ministerio de fundamento perpetuo y visible de unidad, así de los Obispos como de la multitud de los fieles pide al clero y a todo el pueblo de Dios de Ciudad del Este que acoja la decisión de la Santa Sede con espíritu de obediencia, docilidad y sin desavenencias, guiado por la fe”, indicó.
Del anuncio realizado este día ya estaba enterado Livieres, quien se encuentra estos días en Roma, donde se entrevistó con el prefecto de la Congregación para los Obispos, Marc Ouellet.
La remoción del obispo llegó apenas dos meses después que concluyeran las investigaciones “in loco” realizadas por los enviados del Papa: el cardenal español Santos Abril y Castelló y Milton Luis Tróccoli, obispo auxiliar de Montevideo (Uruguay).
Ellos realizaron pesquisas durante una semana y concluyeron su trabajo el sábado 26 de julio pasado. Ese día anunciaron una medida cautelar inmediata y contundente: Por orden de Francisco se suspendieron todas las ordenaciones sacerdotales y diaconales en la demarcación eclesiástica.
Esa suspensión era ya una luz roja que podía hacer intuir la gravedad del caso, aunque muchos defensores de Livieres, integrante del Opus Dei, se negaron entonces a aceptar las circunstancias y se empeñaron en denunciar una especie de complot contra él.
Ante todo porque el conflicto entre su obispo y otros miembros del episcopado paraguayo es de dominio público desde hace varios años atrás.
Las denuncias por gestión deficiente contra Livieres tocan diversos sectores.
Públicamente lo han acusado de malversación de fondos, de haber roto la unidad episcopal, de haber ordenado sacerdotes sin la suficiente preparación (acortando su tiempo de formación) y de haber encubierto a Carlos Urrutigoity, presbítero argentino señalado por supuestos abusos sexuales contra menores en Estados Unidos.
A todo esto se suman otros episodios como cuando acusó abiertamente de homosexual a Pastor Cuquejo, arzobispo de Asunción.
Él, por su parte, se ha defendido argumentando que algunos obispos y sacerdotes lo tienen en punto de mira por denunciar irregularidades y haberse opuesto de manera férrea a la candidatura presidencial del exobispo de San Pedro, Fernando Lugo (quien dejó el episcopado con el permiso del Papa Benedicto XVI y finalmente elegido).
En su momento la diócesis de Ciudad del Este respondió con un exhaustivo documento, en el cual rechazó cada una de las imputaciones mencionadas. (Fuente: Notimex)