Incapaces de brillar con luz propia y con la urgencia de ser tomadas en cuenta pese al mediocre trabajo que han desempeñado en la actual Legislatura, las diputadas locales tomaron la ruta de la auto complacencia y decidieron halagarse ellas mismas con una iniciativa con la que se aplauden por el simple hecho de ser mujeres.
Y es que no hay que confundir la objetividad con la misoginia, porque el hecho es que a las legisladoras el traje de representantes populares les ha quedado enorme, y son tan y en algunos casos más improductivas que sus compañeros varones.
Para comprobar el nulo trabajo y representatividad que tienen para con la sociedad y sobre todo con su propio género, basta con preguntarles a las mujeres que cuando andaban en campaña les abrieron las puertas de sus casas y recibieron un vendaval de promesas, para constatar que la mayoría de ellas son enormes desconocidas.
Pero sin importar su mediocre desempeño, encabezadas por la diputada presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género, Maritza Aracelly Medina Díaz, tomaron la decisión de instalar una placa con sus nombres a manera de homenaje a las actuales diputadas del Congreso del Estado de Quintana Roo, por su “compromiso y entrega en la lucha por la igualdad de género”. La placa de cristal grabada con láser será colocada en la sede del Poder Legislativo.
En su pensamiento, merecen un lugar indeleble en la historia del estado porque son mujeres, y son diputadas, y ya, aunque no haya un trabajo que las respalde.
Diferente sería si el homenaje viniera de la sociedad civil, de mujeres de a pie que son finalmente quienes deben reconocer la labor de sus representantes en el Congreso, pero un auto homenaje, un baño de flores aromáticas y de alabanzas de ellas para ellas mismas, carece de toda validez.
Siendo completamente sinceros esta XIV Legislatura por si misma -mujeres y hombres- ya pasó a la historia, pero por su genuflexión ante el Poder Ejecutivo y sus grises resultados, donde hasta los diputados de oposición votan a favor de lo que les ordene el Secretario de Gobierno Gabriel Mendicuti Loria, como en el caso del nombramiento por unanimidad de Harley Sosa en Derechos Humanos.
Y de trabajo legislativo ni hablar, ya que con revisar las iniciativas presentadas por cada diputado en la misma página oficial del Congreso la primera que saldría bien quemada sería la impulsora de dicha iniciativa, la Profesora Maritza Medina Díaz, quien tiene cuentas pendientes con las colonias de su distrito, donde sus habitantes a año y medio que asumió la curul siguen esperando que cumpla con sus promesas de campaña. Si lo duda, la invitamos a darse una vuelta por la Colonia 8 de Octubre y Polígono II, allí seguramente la recibirán con los “brazos abiertos”.
De las otras legisladoras tampoco hay mucho que decir; las hay desde la que nunca asiste a las sesiones (Marcia Fernandez Piña), la legisladora de las efemérides (Cora Amalia Castilla Madrid), las que andan en plena Campaña federal (Arlet Mólgora y Berenice Polanco), hasta la que solo en su casa saben que es diputada (Trinidad García y Perla Tun). En fin, ni juntando las iniciativas de todas sacas alguna propuesta en beneficio o de ayuda real hacia otras mujeres.
Y ya que cacarean su supuesta ayuda y representatividad hacia las mujeres, sería interesante saber por que no le dieron la cara a las cientos de burócratas que fueron lanzadas a la calle con la Reingeniería Administrativa, o por que no han metido la mano por las mujeres que son madres o esposas de los ejidatarios injustamente detenidos en Holbox por la Profepa. En esos casos es donde se deben ganar los méritos para que sus nombres sean inscritos en una placa para la posteridad.