CIUDAD DE MÉXICO.- La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) gastó 504.1 millones de pesos durante los dos últimos años para la elaboración de estudios previos a la construcción del tren Transpeninsular, que iría de Mérida a Cancún.
Tras la cancelación definitivamente del proyecto, anunciada el viernes pasado, toda la información generada se ha vuelto inservible.
El proyecto, que de acuerdo con la dependencia tendría un perfil turístico y detonaría el desarrollo económico en el sureste mexicano, costaría 17,954 millones de pesos y sería construido con inversiones públicas y privadas.
Las complicaciones de las finanzas públicas, derivadas de la baja de los precios del petróleo, dieron el puntapié a uno de los compromisos hechos en el 2012 por el presidente Enrique Peña Nieto, a pesar de que el tren ya estaba contemplado por el gobierno de Yucatán, por lo menos cuatro años antes.
Con base en las cuentas públicas federales del 2013 y el 2014, elaboradas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el año pasado se ejercieron 87% de los recursos totales, 437.5 millones de pesos, a pesar de que originalmente se le habían asignado 10.4 millones de pesos, como parte del presupuesto de egresos para la SCT.
Los 504.1 millones de pesos (casi una cuarta parte del presupuesto que ejerció el Consejo de Promoción Turística el año pasado), resultan una cantidad apenas menor a la suma del costo de las cinco licitaciones que realizó la Dirección General de Transporte Ferroviario y Multimodal (DGTFM) durante el último par de años: 588.5 millones.
“Puede ocurrir que los contratos de las licitaciones se modifiquen por diversas cuestiones, eso no es una complicación, el tema es que la autoridad debe transparentar toda la información al respecto para no dejar dudas”, refirió un especialista en temas de infraestructura que pidió no ser identificado.
El gasto pudo ser mayor: IMCO
Juan Pardinas, director del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), consideró que la cancelación del proyecto, por razones justificadas, fue por demás apropiada porque el gasto hubiera sido mayor si se hubiera ejecutado la obra por el alto nivel de subsidios que iba a implicar, que era un secreto a voces, más allá de las complicaciones por la coyuntura económica actual.
“Necesitamos mayor transparencia por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en cuanto al desarrollo de los grandes proyectos. Creo que se debería abrir a comentarios de externos la conveniencia y justificación de los mismos para que no haya ninguna duda sobre sus viabilidades. Además se debe convocar de manera forzosa a la Comisión Federal de Competencia Económica para el diseño de todas las licitaciones para garantizar equidad entre los participantes”, explicó.
El proyecto del Tren Transpeninsular ingresó en enero del 2014 a la cartera de programas y proyectos de inversión de la SHCP, tras la presentación de toda la información requerida (ambienta, financiera, legal o análisis de oferta demanda) para ser sujeto a la asignación de recursos federales correspondiente.
Previo a este registro, en julio del 2013, la consultoría Idom, en su análisis de esa información, a solicitud de la DGTFM, consideró que el estudio demanda de usuarios fue “completo y correcto”, al igual que el de impacto del turismo o la viabilidad técnica. En los cálculos numéricos (inversión, ingresos, gastos e indicadores económicos) no detectó ningún error.
Así, esta firma dio su aval técnico para el desarrollo del prometedor tren. El mismo que hoy está cancelado de manera definitiva, al menos en la presenta administración. (Fuente: El Economista)