Quizá por la Semana Santa o quizá porque la figura de diputado está francamente devaluada, las campañas en Quintana Roo, pasan sin pena ni gloria.
De hecho, las campañas de todos los candidatos siguen más o menos el mismo derrotero y no sorprenden a nadie y menos generan expectativa.
Y lo peor, es que son candidatos a parlamentarios y no hay debate entre los aspirantes.
Las campañas han transcurrido algo así como monólogos, con el mismo guión y los mismos ademanes.
Lo que abundan son las poses acartonadas y la promesa fácil, y lo que faltan son los cuestionamientos e ideas.
Ya urgen los debates.