Al menos siete equipos profesionales de beisbol son patrocinados por gobiernos estatales: Tigres de Cancún, Olmecas de Tabasco, Piratas de Campeche, Rojos del Águila de Veracruz, Saraperos de Saltillo, Rieleros de Aguascalientes y Broncos de Reynosa. Mediante esquemas poco transparentes y caprichosos, los mandatarios en turno emplean políticamente a los clubes, y los empresarios se dejan usar a cambio de millones de pesos en efectivo, exenciones fiscales y subsidios. Uno de los casos más notorios es el del priista Roberto Borge Angulo, gobernador de Quintana Roo, quien en un solo año entregó a distintos clubes 80 millones de pesos que sacó de la “caja chica”.

CANCÚN, MX.- En diciembre del año pasado, el gobernador Roberto Borge Angulo viajó a San Diego, California, donde asistió a la asamblea de presidentes de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB). Ahí gestionó, personalmente, que a partir del próximo año se le otorgue una plaza a la ciudad de Chetumal en el circuito veraniego. De aprobarse la solicitud, Quintana Roo contaría con dos equipos profesionales.

El empresario chetumaleño Víctor Dogre fue quien realizó la presentación oficial del proyecto el 8 de diciembre, pero Borge –que ya desde 2007 sostiene con recursos del erario a la oncena de Tigres– lo respaldó en todo momento y prometió más recursos estatales para convencer a los presidentes de que no faltará financiamiento.

Cuando se supondría que el mandatario priista tendría que estar atendiendo las necesidades de la entidad, se dio el lujo de viajar a Estados Unidos no sólo para participar en la asamblea de la LMB –que se realizó en el marco del Winter Meetings, es decir, la reunión invernal anual donde directivos de los 30 equipos de las Grandes Ligas y sus afiliados en Ligas Menores realizan transacciones con miras a la temporada venidera–, sino que también se entrevistó con los exligamayoristas Jerry Royster y Greg Vaughn, quienes fueron contratados por los Tigres como manager y coach de bateo, respectivamente, para la campaña 2015.

“El gobernador siempre está involucrado con el equipo. Hizo un espacio en su agenda para ir a San Diego a conocer a Jerry y platicar con él un rato. Allá presentamos a Greg Vaughn y, como Jerry es su amigo, lo citamos y el gobernador los invitó a comer a los dos. Para todo lo de beisbol, él (Borge) se da sus tiempos, pero no tiene nada que ver en la contratación de jugadores, managers ni coaches. Yo no lo consulto para nada. Que quede claro: quien toma las decisiones en Tigres se llama Carlos Peralta Quintero”, aclara Cuauh­témoc Rodríguez Meza, presidente ejecutivo del equipo felino.

El actual gobernador es un fanático del beisbol que tampoco duda en usar el erario para patrocinar otros deportes profesionales: el futbol con el Atlante, ahora en la Liga de Ascenso, y el basquetbol con los Pioneros de Cancún, de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional. En estas tres disciplinas, según la Cuenta Pública revisada en octubre de 2012, gastó 80 millones de pesos en un solo ejercicio fiscal.

–¿Cuánto dinero aporta el gobierno para la operación de los Tigres? –se le pregunta a Cuauhtémoc Rodríguez.

–Esa cantidad no se la puedo decir. Es algo muy confidencial. No queremos meternos en problemas con nadie. El gobierno nos apoya exactamente con una cantidad, pero no se la puedo decir. Usted sabe que la mayoría de los deportes profesionales, no sólo el beisbol, en la mayoría de los estados tienen subsidio del gobierno porque es la única manera como puede funcionar el deporte profesional. (…) Esas cantidades las deben decir los gobiernos, no los equipos. Nosotros no podemos dar esa información.

En la LMB, prácticamente la mitad de los 16 clubes que la integran reciben subsidios, apoyos o prerrogativas de parte de los gobiernos estatales.

La distancia obligada

El presidente de los Diablos Rojos del México, Roberto Mansur, reprueba que se utilice dinero público para financiar equipos de beisbol, pues considera que deben ser los empresarios quienes inviertan sus propios recursos.

“Yo no creo que sea correcto que los equipos estén financiados por los gobiernos estatales porque el dinero se necesita para otras cosas. Los empresarios deben apostar por el beisbol, no los gobiernos. Desgraciadamente el deporte y la política se mezclan por intereses. A un político le interesa no perder votantes y, cuando un gobernador quiere ser la figura, mete mano a la caja chica y ayuda a un equipo. En Saltillo está el gobierno, en Aguascalientes también, en Veracruz, Campeche… La cosa funciona así, el gobierno les dice: ‘Apóyame en el beisbol y yo te doy esta obra o este beneficio’”, explica.

–¿Cómo ven esta situación en la asamblea de presidentes? ¿Usted les ha dicho algo? –se le inquiere.

–Sí, que digan la verdad. Nos llegan con cuentos rancheros. Creen que nos chupamos el dedo. Dicen que son los dueños. Bueno, está bien, pero yo sé que el dinero te lo da el gobierno. En el beisbol pasa lo mismo que en el futbol: los equipos tienen subsidios. O no les cobran los impuestos por asistencia al estadio o les pagan el alumbrado. Hay una serie de beneficios.

–Dice usted que sacan el dinero de la caja chica, es decir, ¿ni siquiera es transparente el origen de los recursos?

–El único club que está legalmente constituido por el gobierno es Olmecas de Tabasco. El equipo tiene un presupuesto y se sabe todo lo que paga el erario. En Cancún, por ejemplo, no sabemos cuánto paga la administración pública ni exactamente qué paga. Y si uno habla se echa al gobernador de enemigo. Se enoja el señor. (…)

“Ahorita no es negocio tener un equipo porque por ahí de 1990 o 1992 el beisbol sufrió un cambio radical por distintas razones. Por ejemplo, algunos directivos, como los Ley (los hermanos Juan Manuel y Álvaro, exdueños de Saraperos de Saltillo) usaban a sus empresas (supermercados Ley) como un medio para conseguir patrocinios. Empezaron a gastar demasiado y entonces buscaron apoyos gubernamentales para que no les costara mantener a sus novenas.”

El peso cae en los contribuyentes

La figura de Borge es la más visible entre los gobernadores que financian equipos profesionales de beisbol con dinero público. También están los casos de Olmecas de Tabasco, Piratas de Campeche, Rojos del Águila de Veracruz, Saraperos de Saltillo, Rieleros de Aguascalientes y Broncos de Reynosa.

En el caso del mandatario quintanarroense se le ve más cerca de los Tigres que a su propio dueño, el empresario Carlos Peralta. Borge es quien siempre lanza la primera bola en los juegos inaugurales o importantes. Es el primero en aparecer en el terreno de juego, ha brincado al lado de los peloteros cuando han sido campeones, y se va de gira cuando la novena califica a los playoffs, como ocurrió en la temporada 2013, cuando los felinos se impusieron en la serie final a los Sultanes de Monterrey.

En uno de los palcos del estadio de los Sultanes, Borge disfrutó de los juegos de los Tigres al lado de Peralta y de Raúl Salinas de Gortari. Estos tres personajes ya habían estado juntos en agosto de 2012 en el estadio de los Rojos del Águila de Veracruz, cuando este equipo enfrentó a los bengalíes en la final de la zona sur de la LMB.

En 2014, también durante la final de zona, en su palco de lujo del estadio Beto Ávila (Cancún), Borge presenció los choques de Tigres ante Pericos de Puebla, en compañía de Peralta y Salinas de Gortari.

El exdiputado del PAN Baltazar Tuyub Castillo dice en entrevista que durante la XII Legislatura de Quintana Roo, cuando fungió como vocal de la Comisión del Deporte, durante la revisión de la Cuenta Pública detectaron un gasto de 80 millones de pesos que salieron del capítulo 4000, es decir, la partida de “transferencias y apoyos diversos”, que fueron ejercidos por la Comisión para la Juventud y Deporte del estado (Cojudeq).

Para aclarar en qué se gastó ese dinero, los integrantes de la Comisión del Deporte citaron a comparecer al entonces titular de la Cojudeq, Normando Medina, quien explicó que el dinero se invirtió en el deporte profesional.

“Este capítulo viene siendo la caja chica, porque es facultad del gobernador ejercer a discreción esos recursos. Le puede transferir dinero a quien quiera. El director del Deporte nos dijo que se le destinaban entre 18 y 20 millones de pesos al equipo de beisbol, y que al Atlante, cuando estaba en Primera División, se le daban entre 28 a 32 millones.”

Tuyub Castillo detalla que, de acuerdo con la legislación vigente, la Cojudeq debe utilizar los recursos para fomentar el deporte amateur, no los profesionales. Un grupo de diputados, incluso en tribuna, reclamaron a Borge el uso indebido del presupuesto, pero los señalamientos fueron ignorados por la mayoría priista en el Congreso.

“El Órgano Superior de Fiscalización emite un dictamen, pero como el PRI tiene mayoría absoluta, en el Congreso le aprueban la Cuenta Pública a Borge y no hay nada que hacer. Lo mismo pasó con el endeudamiento del estado, que 95% del presupuesto anual está hipotecado porque la deuda pública es superior a los 20 mil millones de pesos. Aquí no pasa nada porque Quintana Roo es un virreinato, donde lo que diga el virrey sucede. Los poderes Legislativo y Judicial son sumisos al Ejecutivo.

“Por eso el gobernador gastó 2 millones de pesos para poner un elevador en el estadio de beisbol, que lo lleve a su palco. Carlos Peralta es uno de los hombres más ricos de México –es dueño de IUSA– y es absurdo que el gobierno estatal le financie el equipo, cuando debería ser al revés. El hecho es que existe ese fondo, y si hay 500 millones de pesos, el gobernador se los puede gastar como quiera: en el Teletón, en el Atlante o en los Tigres, porque hay un libertinaje total en el manejo de las finanzas”, cuestiona el panista.

En 2013, Borge derrochó más de 3 millones de pesos en construir un palco VIP en el estadio Beto Ávila. Se instalaron butacas de piel, pantallas de televisión, aire acondicionado, servicio de bar y el elevador.

En un año concluirá el mandato de Borge. Por esa razón, la mayoría de los presidentes de la LMB se pronuncian por no apoyar el proyecto de que Chetumal se convierta en una nueva plaza beisbolera. Si el nuevo gobernador no está interesado en ese deporte pondría en riesgo al equipo.

Ayuda sistemática

Roberto Mansur, por su parte, dice que no sabe qué arreglo hizo Alfredo Harp Helú con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Mancera, para construir el nuevo estadio de los Diablos en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, pero reconoce que si no se hace en un terreno del gobierno sería imposible contar con ese inmueble.

“¿Cuántos años estuvimos llorando por un terreno? El gobierno lo pondrá porque, si no, no hay dónde construir el estadio. No sé cuál es el arreglo con Harp, pero aunque los Diablos jugarán ahí, el inmueble se donará a la ciudad. Además, remodelará varios estadios en distintos puntos del DF.”

Los hermanos Juan José y Erick Arellano compraron en 2014 Leones de Yucatán. Son un par de empresarios maza­tlecos que, aseguran, adquirieron el club debido a su gusto por el beisbol. “No es negocio”, aseveran, porque los gastos de operación son muy elevados.

Su hermano mayor explica que durante más de seis meses estuvieron bajo la lupa de la Liga, que fiscalizó sus estados de cuenta bancarios, sus finanzas personales, las de su consorcio –que incluye gasolineras, la arrendadora de autos Álamo, constructoras, productoras de concreto y una fábrica de uniformes deportivos, entre otras compañías–, declaraciones de impuestos y una exhaustiva revisión de su solvencia moral y económica hasta que les abrieron la puerta.

Ya con el equipo en sus manos tuvieron que negociar el uso del estadio Kukulcán y la remodelación del mismo con el gobierno estatal. Según sus estimaciones, hasta ahora han realizado una coinversión de 12 millones de pesos, que se utilizaron para cambiar e instalar butacas, remodelar el club house local, construir un vestidor para los ampayers, instalar una pantalla gigante y, de su bolsa, pagaron la remodelación de su palco familiar.

“Cada plaza es diferente porque, por ejemplo, en Tijuana y Monterrey casi regalan los boletos para entrar, porque en esos lugares la ganancia está en la cantidad de cerveza que venden. En Yucatán el número de habitantes es muchísimo menor. Sí, nos prestan el estadio y hay un subsidio a la luz, pero nuestras entradas son de 4 mil 500 personas, cuando el estadio es para 12 mil. Sacamos dinero para seguir invirtiendo, no para hacernos ricos. En el beisbol quien crea que invierte para ganar dinero está equivocado. Dependemos de los patrocinadores, de lo que podamos recaudar”, asevera Juan José Arellano.

Los hermanos ya solicitaron a la LMB la autorización para que en la temporada 2016, ya sea mediante la expansión de la Liga a 18 equipos o la adquisición de uno de los clubes que ya existen, puedan tener un equipo en Mazatlán para que en esta ciudad haya beisbol profesional durante todo el año.

“Queremos llevar beisbol en el verano a esa plaza con Marineros de Maza­tlán. Estamos a la espera de que la Liga nos diga sí o no. También ya solicitamos a Venados –que juegan en invierno en la Liga Mexicana del Pacífico– que nos presten el estadio Teodoro Mariscal. En cuestión de dos meses se resolverá”, adelanta Erick Arellano.

“Si no nos prestan el estadio, nosotros vamos a construirlo”, expresa Juan José. “Puede ser una coinversión con el gobierno de Sinaloa. Nosotros tenemos constructoras y concreteras, podemos aportar para hacerlo. Nos ha ido muy bien, porque comenzamos a trabajar desde muy chicos. Amamos el beisbol y queremos regresar un poco de lo que tenemos a través del deporte”.

Para la presente campaña, el coahuilense Gerardo Benavides Pape, presidente de Grupo Industrial Monclova (GIMSA), adquirió a Pericos de Puebla, que durante el gobierno de Mario Marín operó con recursos estatales.

Además de este equipo, Sultanes de Monterrey, de José Maiz, trabaja sin subsidios gubernamentales, lo mismo que Toros de Tijuana (Alberto Uribe), Delfines de Ciudad del Carmen (Virgilio Ruiz), Acereros de Monclova (Altos Hornos de México) y Vaqueros de la Laguna, de Ricardo Martínez Bringas (Soriana). (Fuente: Proceso)

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