CHETUMAL, MX.- Uno de los siete pecados capitales mencionados en los textos del cristianismo ha llevado a la ex regidora y actual funcionaria municipal, Gabriela Santana Duarte, a cometer una acción muy criticable, pues utilizando información privilegiada y su posición como integrante del cabildo en el trienio de Carlos Mario Villanueva Tenorio, logró conseguir permisos para construir su templo religioso justo en una terreno donde estaba planeado, desde el 2005, ampliar la Avenida Veracruz.

Gabriela Santana utilizó sus influencias para que el proyecto de construcción de su iglesia –o lo que sea- “Aliento de Vida”, donde su esposo Alfonso Santín y ella misma se ostentan como “pastores”, se realizará justo en ese lugar, atentando contra el plan de desarrollo urbano del municipio y contra los propios vecinos de la colonia Antorchistas, que se verán perjudicados por el gandallismo de la funcionaria militante del Partido Verde.

Lo peor del caso es que con la construcción ya en pie y con los permisos legales que obtuvo a base de influencias políticas, ahora la directora de ecología del municipio capitalino tendrá las herramientas para levantar una querella contra el propio Ayuntamiento, cuando se decida ampliar la Avenida Veracruz.

Mordiendo la mano que le ha dado de comer y muuuuuy bien, la ex regidora tiene todo a su favor para ganar, ya que si se realiza el plan de desarrollo como se tiene pensado podría ser indemnizada por la afectación de su propiedad por una cantidad superior a los tres millones de pesos.

Por la forma en que la funcionaria tejió los hilos para levantar en este predio de manera contraria a los interese del municipio un templo cristiano, todo hace pensar que actuó con completo dolo, ya que tenía toda la información para asegurar que, llegado el momento, sería para ella un negocio muy lucrativo.

No es la primera vez que la funcionaria rompe sus principios “cristianos” para recibir beneficios, ya que durante se periodo como regidora se ostentaba como pastora, a pesar de que la ley es muy clara y restringe el acceso a los ministros de culto a puestos de elección popular.

De manera irregular, registró a su iglesia no como Asociación Religiosa (A.R.) que era lo correcto, sino como una Asociación Civil, permitiéndole con ello utilizarla para sus propios fines y argumentar, si hubiera sido necesario, que no es ministro de un culto.

Si las leyes se respetaran, Gabriela Santana debió ser destituida de su puesto en el Cabildo, sin embargo en lugar de eso fue premiada con un puesto en el municipio donde por dormir gana 15 mil pesos quincenales más prestaciones.

Gabriela Santana debe transparentar sus acciones, y, si algo tiene de moral, brindar las libertades al Ayuntamiento para que en cuanto se pueda se realice esa obra de ampliación aprobada desde 2005 que beneficiará a muchas familias, sin entablar un pleito legal y mucho menos sin esperar ganancias. (Fuente: Periodistas Quintana Roo)

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