Si no fuera porque el sentimiento predominante es de pena ajena diría que, al leerlos y escucharlos, pueden provocar ternura. Acéptese la ironía.

Una franja de Morena Quintana Roo se envalentona de euforia injustificada: desafían a la ley de gravedad y a la lógica más elemental. Pitágoras se revuelca en sus propias cenizas. Retan. Colocan la exclusión por delante: no necesitan a nadie. No serán la llanta salvadora de ningún náufrago, afirman con un énfasis que aturde. Con el 13% estándar que les dio la marca sienten que tienen el futuro en las manos. Y las diputaciones locales. Y las presidencias municipales. Y la gubernatura. Serán, de seguro, la avenida de entrada para que AMLO alcance, por fin, la Presidencia de la República. Mandan a volar a los piojos que quieren colgarse de la rozagante cabellera de su éxito desbordante. Lo habrán dicho para menospreciar a los que consideran pequeños frente a semejantes gigantes. De risa.

Digo ‘una franja’ porque ellos mismos se han encargado de hacer públicas sus desavenencias internas con otra parte del partido que no les gusta. Lo gritan: que se salgan los que no les gustan y que no entren los que tampoco. Bonita cosa. Excluyente su naturaleza. Para estos petulantes no hay interlocutores ni contrapartes con quienes acordar nada. Solo existen los puros y los buenos, ellos, y todos los demás: los enemigos. Si no pueden hablar ni con los que comparten adentro, ¿qué será con sus contrarios de afuera?

En pena ajena se quedaría si detrás de ese comportamiento no se escondiera una esencia que preocupa. ¿Que harían estos temerarios con poder en las manos? Nada nuevo que no hayamos padecido en la historia. Nada nuevo que no estemos viendo ahora. Ya me imagino las purgas de ‘indeseables’ que armarían. La eliminación de opositores. La subordinación de los más vulnerables.

Reflejan lo mas nefasto de la política mexicana (y no solo): el autoritarismo excluyente. Aunque digan que lo hacen en nombre de ‘las mayorías’ que creen representar en su cabeza y por su única voluntad. ¿Con el 13% local? ¿Con el 8 nacional de una elección minoritaria?. Y, además, como si se debiera a ellos. Nada mas lejano al juego plural de la democracia; al ejercicio efectivo de la política.

Preocupación que obliga a una alerta frente al germen de los enanos aprendices de dictadores.

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