CARLOS ALBERTO MADRAZO, MX.- La inseguridad ha obligado al establecimiento de una auténtica red comunitaria de comunicación en el pueblo de Carlos Alberto Madrazo y Ucum, con el fin de detectar movimientos de posibles delincuentes y personas extrañas que entran a los dos poblados conurbados.

Mediante llamadas y mensajes telefónicos se comunican y pasan reporte de cualquier situación sospechosa, además de que realizan rondines en vehículos durante la madrugada.

Esta red comunitaria establecida, producto de la inseguridad que permea el poblado Carlos Alberto Madrazo, de la zona cañera de Quintana Roo, se trata de una intercomunicación vía telefónica de autoprotección, en la que los vecinos se reportan la presencia de personas que no son de la comunidad.

Angustiados y cansados de los robos desde un mes antes del linchamiento de un ladrón en el domo deportivo del poblado, ocurrido entre la noche del jueves 4 y los primeros minutos del viernes 5 de junio, habitantes del poblado también se organizaron y comenzaron a efectuar rondines todos los días por las calles durante la madrugada.

Estas son acciones complementarias al toque de queda que instalaron a partir de las 11 de la noche, además de que ya por prevención propia las familias prefieren no salir a las calles pasadas las 8 p.m.

Para la organización de estas acciones fue indispensable el uso de las redes sociales, pues mediante el Whatsapp se comunican y pasan reporte de cualquier situación sospechosa.

De hecho, existe una gran coordinación entre los habitantes ante las personas que llegan a la localidad, lo cual fue comprobado al momento de hablar con un grupo de habitantes que mencionaron que ya sabían que el equipo del POR ESTO! habían realizado entrevistas en diversos puntos de la comunidad.

Se trata de un mecanismo eficiente, que ha marcado la unión del pueblo que se vio forzado a tomar medidas para atrapar a delincuentes, ante una autoridad de Seguridad Pública rebasada y que mostró su ineficiencia porque permitió que el problema de inseguridad creciera hasta que un grupo de habitantes hicieron justicia por propia mano linchando a un presunto ladrón.

Delegados rebasados, Ministerio Público desentendido

Todas las medidas son consecuencia del hartazgo generalizado ante la delincuencia que los asechaba y los constantes robos de los que fueron objeto, mismos que tampoco fueron atendidos con la seriedad por los delegados, tanto de la comunidad de Carlos Alberto Madrazo como de Ucum.

Pobladores entrevistados señalaron que en una de las tantas madrugadas que pasaron en vela y en guardia lograron acorralar a unos presuntos delincuentes, que llevaban un costal con artículos y una gallina en la mano de las que no supieron explicar de dónde los sacaron, pero el delegado de Madrazo argumentó que se trataba de personas que apoyaban al delegado de Ucum cuando se encontraba en proselitismo, por lo que decidió dejarlos libres.

Expusieron que la patrulla vecinal contaba con alrededor de 20 integrantes y se turnaba de una noche en guardia y otra de descanso, con el fin de cubrir todas las noches sin agotarse. Señalaron que contaban con dos camionetas en las que recorrían los dos poblados.

Recordaron que el día de la asamblea del jueves 4 de junio, en la que las autoridades de la Policía Municipal Preventiva acudieron y posteriormente, en la noche se le dio muerte a una persona acusada de varios delitos, querían entregar un documento con más de 500 firmas para pedir la intervención del Ejército Mexicano, pero el delegado de Carlos Alberto Madrazo ha evadido su responsabilidad para ponerle el sello de la delegación.

También denunciaron que cuando llegan a denunciar ante los agentes del Ministerio Público del Fuero Común, los funcionarios señalan que no pueden recibir su querella alegando que el monto de lo robado no pasa de 11 mil pesos.

Ubicada en el sur de Quintana Roo, en la ribera del río Hondo, la comunidad rural de Carlos Alberto Madrazo, donde viven dos mil 500 personas dedicadas en su mayoría al cultivo de la caña de azúcar, fue escenario de un hecho inédito en la entidad el pasado jueves 4 de junio, cuando cansados de los robos a sus viviendas un centenar de habitantes linchó a un supuesto ladrón, al que degollaron a la medianoche, justo en el domo deportivo de la localidad.

La psicosis que se ha apoderado de las familias tras el suceso ha trastornado sus diversas actividades, tanto que hasta las actividades escolares que se realizaban en el domo deportivo se suspendieron por efecto del trauma causado a la población por el perturbador suceso.

Por lo pronto, ahora que además han reforzado sus medidas de autoprotección, los vecinos tratan de recuperar las actividades en el espacio comunitario del domo deportivo, y como un paso hacia eso el pasado domingo se realizó una misa.

Sin embargo, la ola de robos que derivó en un linchamiento todavía mantiene su marca en la intranquilidad que permea entre las familias de Carlos Alberto Madrazo. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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