Ha pasado más de un año desde que el PRI obtuvo “carro completo” en Quintana Roo.
El apabullante triunfo priista fue coronado con el eslogan de “gobierno coordinado”, como para dar entender que a Quintana Roo le iría mejor que nunca al tener gobiernos priistas en los niveles federal, estatal y municipal.
Cuando Roberto Borge inició su sexenio, en cinco municipios, incluido Cancún, había gobiernos del PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, frente a la administración federal del panista Felipe Calderón.
Pero, en 2012, Enrique Peña Nieto ganó la presidencia y en 2013, Borge, en unas cuestionadas e inverosímiles elecciones, le dio al PRI todos los ayuntamientos y obtuvo el control absoluto del Congreso del estado.
Aunque en realidad, Borge se convirtió en algo así como el alcalde de los 10 municipios del estado y los presidentes municipales se redujeron a algo así como ‘porteros’ de vecindad.
Pero, de poco le ha servido a Quintana Roo el llamado gobierno coordinado.
Quintana Roo sigue sumido en una espiral económica, social y política que los gobiernos federal, estatal y municipal, ni separados ni coordinados, han logrado revertir.
Lo único que puede presumir Borge es la ocupación turística, con lo que de paso justifica sus reiterados viajes al extranjero (de preferencia a Europa).
En efecto, cada vez es mejor la ocupación turística, pero se debe a factores externos como la reducción del precio de la turbosina y la devaluación del peso. Es decir, que en los últimos años, a los extranjeros cada vez les resulta más barato viajar a los destinos turísticos de Quintana Roo.
Pero ahora Quintana Roo enfrenta una verdadera contingencia en materia turística, que es la “plaga” del sargazo. Ni por separado y muchos menos coordinado, el Gobierno estatal ha logrado atender esta problemática, que cada vez genera más preocupación entre hoteleros y prestadores de servicios.
Cada municipio, cada hotel y cada concesionario de zona federal marítimo terrestre se las arregla como puede y la solución, ya muy recurrida y sobada, es minimizar el problema.
Borge ha sido muy bueno para viajar, pero no ha sido capaz de atender la mayor contingencia turística de su gobierno.
Si así estamos con el gobierno coordinado, pues las cosas estaban mejor cuando estábamos descoordinados.