Julián Ricalde Magaña.
En el año 2012, una iniciativa de Roberto Borge convirtió a Quintana Roo en uno de los primeros estados del país que posibilitó el registro de candidatos independientes.

En el fondo, lo que se buscaba era atomizar el voto ante los temores que, en ese entonces, se veían para el proceso electoral intermedio del 2013, cuando se disputarían alcaldías y diputaciones locales con una nueva redistritación que hacía pensar que la oposición, que iba en alianza en varios municipios, pudiera quedarse con la mayoría de las alcaldías e, incluso, obtener, por primera vez en su historia, el control del Congreso.

Sin embargo, desde un principio, se denunció que esta iniciativa era una simulación porque lo que se pretendía desde el gobierno borgista era dispersar y confundir el voto opositor al PRI.

En el 2013, se registraron 10 candidatos independientes a diputaciones locales y otros 8 candidatos a alcaldías en 7 de los 10 municipios, pero esta apertura fue una farsa en la que participaron, concientes o inconcientemente, estos aspirantes ciudadanos que, por supuesto, nada ganaron.

El resultado electoral para la oposición fue un desastre: hubo carro completo para el PRI en todos los municipios y, de las diputaciones de mayoría, el partido gobernante sólo perdió una a manos del PAN en Cozumel.

En cierta forma, las diversas estrategias para arrinconar a la oposición, entre ellas la iniciativa de las candidaturas ciudadanas, cumplieron su objetivo.

Pero hoy, cuando a la vista de lo ocurrido en Nuevo León, donde un ex priista se volvió independiente para quedarse con la gubernatura, en Quintana Roo ya se está hablando de impulsar verdaderas candidaturas independientes que no sean una simulación como en el 2013 y puedan despertar al electorado para quitarle la gubernatura al PRI.

Y aquí es donde aparece Julián Ricalde Magaña, el ex Alcalde de Benito Juárez, quien apenas hace unas semanas presentó su renuncia al Partido de la Revolución Democrática (PRD) que fue infiltrado y que hoy mantiene a varios de sus líderes bajo el control del Gobernador.

Julián Ricalde, desde su Movimiento por la Alternancia Democrática, se encuentra analizando la posibilidad de postularse como candidato independiente para buscar la gubernatura en el 2016. Otras opciones pasan por concertar una alianza con Morena, pero eso aún está en veremos.

Lo cierto es que la sola posibilidad de que Julián Ricalde se lance como candidato ciudadano ya empezó a preocupar al borgismo que ahora pretende poner nuevos candados a los aspirantes independientes, imponiendo el requisito de que nunca hayan militado en partido político alguno.

Otros personajes como el diputado independiente Jorge Carlos Aguilar Osorio, quien podría buscar la alcaldía de Benito Juárez bajo el esquema de una candidatura independiente, también serían de los bloqueados.

De prosperar esta iniciativa (y el PRI tiene los votos suficientes para decretarlo en cualquier momento), quedaría más que claro que en Quintana Roo seguirá la simulación de las candidaturas independientes, diseñadas a modo y conveniencia para restar votos a la oposición e impedir la llegada de amenazas reales que le disputen el poder a la actual clase política gobernante.

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