LA HABANA.– Tras una histórica ceremonia encabezada por el secretario de Estado John Kerry en la que se izó la bandera estadounidense en Cuba, funcionarios de la isla y Washington anunciaron que crearán una comisión para la normalización completa de la relación entre ambos países enemistados por más de 50 años.
“Hemos acordado establecer este mecanismo para, no sólo hablar de la relación, sino tomar los pasos necesarios para ver que vaya madurando”, expresó Kerry durante una conferencia de prensa conjunta con su colega cubano Bruno Rodríguez.
Los funcionarios, sonrientes y de a rato de trato afectuoso, llegaron juntos al legendario Hotel Nacional de Cuba, que en tiempos anteriores fue uno de los sitios favoritos de los actores de cine de la época dorada y actualmente recibe a miles de turistas.
La comisión binacional trazará una hoja de ruta y comenzará a reunirse en la primera o segunda semana de septiembre, para lo cual una delegación del país norteamericano viajará a la isla, informó Kerry. En este grupo de trabajo se hablará de temas tan disímiles como derechos humanos, seguridad marítima o las compensaciones que tanto piden Estados Unidos por sus empresas nacionalizadas o Cuba por los daños de cinco décadas de hostilidades.
Pero junto con el anuncio también salieron a relucir algunas diferencias: durante su discurso en el izamiento de la bandera en la nueva embajada de Estados Unidos en la isla, Kerry aseguró que su gobierno esperaba ver “una auténtica democracia” en Cuba, donde la gente sea “libre de elegir sus líderes, expresar sus ideas, profesar su fe”.
Rodríguez, que no había asistido a la ceremonia frente al Malecón habanero, replicó que “en efecto tenemos concepciones distintas sobre diversos temas y profundas diferencias. Por ejemplo en relación con el ejercicio de la soberanía nacional, la democracia, los derechos humanos, los modelos políticos y las relaciones entre los estados”.
Agregó que “me siento muy cómodo con la democracia cubana” y explicó que en la isla no hay violencia policial. “Es un tema en el que estamos dispuestos a conversar sobre bases recíprocas y de igualdad soberana en el que nosotros también tenemos mucho que decir”.
Durante la conferencia de prensa Kerry informó además que así como el presidente Barack Obama está trabajando para levantar el embargo al que considera un fracaso para los fines que se impuso -presionar por cambios en el modelo político de la isla- no se prevén modificaciones en la política migratoria, que da a los cubanos estatus de refugiados y beneficios si pisan territorio estadounidense.
Por la mañana y al son de tambores, tres soldados subieron la enseña patria estadounidense a un asta ubicada frente a la sede diplomática con el azul del mar como fondo y en medio de aplausos y vivas de los asistentes.
“Sabemos que el camino para unas buenas relaciones es largo”, dijo Kerry en español. “No hay nada que temer”.
Decenas de invitados especiales y centenares de cubanos que se acercaron a la nueva embajada fueron testigos del momento que simbolizó el relanzamiento de las relaciones diplomáticas. Una ceremonia similar tuvo lugar el 20 de julio en Washington con la sede isleña.
El discurso de Kerry, quien arribó a la isla este mismo viernes, incluyó párrafos completos. La radio y televisión cubanas transmitieron toda la ceremonia.
Varios centenares de cubanos fueron a ver la ceremonia a través de vallas colocadas a unos 50 metros. Diego Carrión, un jubilado de 74 años, consideró respetuoso el discurso de Kerry. “Ahora bien pues para más democracia y más derechos humanos y libertad, pero para eso, que ellos nos levanten el bloqueo y así dan el ejemplo”, consideró.
Los presidentes Raúl Castro y Obama sorprendieron al mundo en diciembre al anunciar un proceso de normalización de las relaciones diplomáticas como un primer paso hacia nexos estables y fluidos, rotos tras el triunfo de la revolución cubana de 1959.
En estos ocho meses La Habana solicitó en repetidas ocasiones el levantamiento total del embargo así como la devolución de la Base Naval de Guantánamo, pero no ha permitido a los emprendedores cubanos hacer importaciones y exportaciones a bajo costo con Estados Unidos.
Sin embargo, buena parte de la política de sanciones depende del Congreso de Estados Unidos, donde no todos los legisladores están de acuerdo con la estrategia de Obama.
“Creo que estamos terminando una etapa y empezando otra”, dijo Robert Muse, abogado estadounidense especializado en Cuba. “Los apretones de manos, los saludos fraternales, el izar las banderas, terminarán el 14 de agosto. Entonces, una serie de conversaciones muy especiales van a iniciar”.
Desde los balcones de los edificios cercanos se veían banderas gigantes de Cuba y algunas de Estados Unidos.
El jefe de la diplomacia estadounidense viajó con una delegación integrada entre otros por su negociadora con las autoridades cubanas, la secretaria adjunta Roberta Jacobson, y senadores como Jeff Flake, Patrick Leahy y Barbara Boxer.
Aunque se quedó menos de 24 horas, Kerry tuvo una apretada agenda que incluyó encuentros con el cardenal Jaime Ortega, un paseo por La Habana Vieja y una reunión con líderes de pequeña disidencia que no fueron invitados a la ceremonia oficial, lo que ocasionó que al menos dos de ellos -Berta Soler y Antonio Rodiles- rechazaran asistir.
“La democracia a la que aspiramos es así, todo el mundo puede pensar de la forma que quiera. Los que no quisieron venir han tenido sus motivos y hay que respetarlo”, dijo la ex presa política Martha Beatriz Roque. “Tuvimos posibilidad de hablar con Kerry… ahí le pudimos expresar la forma en que pensamos”.
Otros como el ex preso Héctor Maseda, viudo de la dirigente Laura Pollán, justificaron la decisión de los estadounidenses de no invitarlos a la ceremonia sino a una recepción posterior. Los gobiernos “tienen que tener mucho tacto, mucha delicadeza”, dijo Maseda.
Las autoridades cubanas consideran a los disidentes “mercenarios” al servicio de los grupos de interés de Estados Unidos dispuestos a destruir a la revolución y recuerdan los presupuestos aprobados por el gobierno del ahora amigo país para promover cambios en el modelo de la isla.
Esta constituye la primera visita en siete décadas de un diplomático estadounidense de su nivel luego de que Edward R. Stettinius estuviera en la nación caribeña en marzo de 1945 bajo la administración del presidente Harry S. Truman. (Fuente: AP)