Si el discurso del presidente Peña Nieto contra la corrupción y los conflictos de interés fueran en serio, un personaje como Fabián Vallado debería ser cesado de inmediato porque no se puede ser delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en Quintana Roo y activista político del PRI para las próximas elecciones en Cancún.

Los funcionarios estatales y municipales que en Benito Juárez y Cozumel también fueron nombrados coordinadores distritales, léase ‘mapaches’ electorales del PRI, también deberían tener el mismo destino.

O son activistas o son funcionarios. Las dos cosas no se puede.

Tamaña contradicción y descaro sólo es posible en este Quintana Roo y en este México donde la corrupción y el desvío de recursos son moneda corriente, con gobiernos priistas dados a la simulación y al cinismo.

Desde ya, la próxima contienda electoral en Quintana Roo se presenta desigual y desaseada.

Ante la omisión de partidos que simulan ser de oposición —hasta hoy ninguno de ellos se ha pronunciado sobre este conflicto de interés y menos han impugnado este descaro electoral—, las próximas elecciones repetirán los viejos esquemas de manipulación y desvíos de recursos públicos para favorecer a los candidatos del PRI.

Lástima que, además, falten ciudadanos que se indignen, se organicen y protesten.

Pero qué se puede esperar de funcionarios borgistas si sólo están copiando los esquemas con los que Peña Nieto llegó a la Presidencia.

¿No para eso puso a Rosario Robles en la Sedesol?

Comentarios en Facebook