CANCÚN, MX.- A casi dos años de rebelarse por el acoso que sufrió de parte de su superior, Leonel Federico Carrillo Castilla, coordinador de la Unidad de Verificación del Transporte de Carga en este municipio, Sara Frías Badal no ha encontrado justicia.
Su pesadilla inició el 4 de noviembre de 2013, cuando Carrillo Castilla ordenó a la mujer que lo acompañara a Tulum para realizar un operativo.
Sara, quien en ese entonces fungía como auxiliar administrativa de la Dirección Municipal de Tránsito (DMT), mostró su disgustó al recibir la orden, porque en otras ocasiones aquél la había acosado en la oficina, donde trabajaba como secretaria.
Leonel Federico Carrillo –familiar del alcalde Paul Michell Carrillo de Cáceres–, Sara Frías y el chofer apenas cabían en la cabina de la camioneta pick up. A lo largo del camino, el funcionario insistió en acariciarle la pierna a su subordinada, pero ésta se negó en todo momento.
Antes de llegar a Tulum, cerca de Playa del Carmen, Carrillo Castilla decidió retornar y pidió al chofer que se detuviera en Puerto Morelos, donde días antes había sido requerido para proceder contra dos elementos de la DMT que habían detenido dos tráileres de una fábrica de materiales de construcción.
De regreso a esta ciudad, el chofer fue enviado a la “batea” de la pick up para “cuidar” a los policías arrestados, y las insinuaciones de Leonel Federico subieron de tono e incluso mostró a Sara escenas de películas pornográficas en su teléfono celular. “Vámonos a dormir, no pierdes nada, ni que fueras señorita”, insistió aquel.
Alrededor de las 6 de la tarde, el coordinador de la Unidad de Verificación del Transporte de Carga, Sara, el chofer y los dos policías detenidos llegaron a la base de la DMT.
Al descender de la camioneta, Leonel Federico abrazó por la fuerza a la mujer y le tocó los pechos, hecho que fue presenciado por dos elementos de la Dirección Municipal de Tránsito, quienes sugirieron a Sara que lo denunciara.
La mujer regresó a su casa y al día siguiente acudió al Ministerio Público para presentar una querella contra su jefe, que quedó asentada en la averiguación previa 542/2013.
El 6 de noviembre, el coordinador general de la DMT, Jesús Manuel González Tapia, la recibió con un arresto de 24 horas por no resolver el asunto de manera interna.
La mujer acudió con el entonces director general de Tránsito, Alejandro Menache Reyes, para apelar el castigo, pero le dieron otras 24 horas “por indisciplina”.
Sin muchas opciones, se presentó con el director de Asuntos Internos de la Secretaría Municipal de Seguridad Pública y Tránsito (SMSPT), Jesús Mena Paullada, y volvió a ser sancionada: le aplicaron un tercer arresto de 24 horas “por no cumplir órdenes”.
La mujer fue reasignada al Departamento de Semaforización, luego la mandaron al Departamento de Infracciones y Licencias, y finalmente la enviaron como agente de Tránsito en la calle, frente al Palacio Municipal.
Las cosas empeoraron para ella cuando el 30 de marzo del año pasado se dio a conocer en el portal de un diario del Distrito Federal un audio donde se revelaba el entramado de extorsión a empresas de trasporte, en el que estaba involucrado Leonel Federico Carrillo Castilla.
De inmediato, el titular de la SMSPT, Arturo Olivares Mendiola, tomó cartas en el asunto ante el escándalo mediático, pero no contra Carrillo Castillo, sino contra Sara, a quien acusó de filtrar los audios a la prensa y la mandó a la Policía Preventiva Municipal (PPM), sin uniforme, por lo que ella misma tuvo que confeccionarlo.
Sin experiencia ni conocimientos, la mandaron a cuidar el rancho de “un diputado” en la zona del hotel Moon Palace, entre Cancún y Puerto Morelos, con un horario de 24 horas continuas. “Me dejaban ahí sola. Todo el día y toda la noche, poniendo en peligro mi integridad”.
Posteriormente la comisionaron a otro rancho, enfrente de la entrada principal de la comunidad de Alfredo V. Bonfil, “un poco más cerca de Cancún”.
“Ahí, un sujeto en estado de ebriedad me atacó, pero logré huir y un compañero de Tránsito me ayudó”, recuerda Sara.
Las puertas se le cerraron por completo en la SMSPT y decidió probar suerte en el Palacio Municipal. Acudió con la oficial mayor de la Comuna, Gabriela Rodríguez Gálvez, quien aspira a la alcaldía.
A regañadientes, la mujer le concedió cinco minutos, pero la respuesta fue devastadora: “Me dijo que si el secretario me da una orden, la debo de cumplir”, y luego añadió: “Tú sabes a lo que te atienes”.
Sara hizo el intento de “hablar” con el alcalde Paul Carrillo, pero el resultado fue el mismo. Los guardaespaldas y las vallas impidieron siquiera que se acercara el edil priista.
Cansada, sin muchas opciones entre las autoridades del municipio de Benito Juárez, acudió a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo (Cdheqroo), pero ahí tampoco le admitieron la queja porque, le dijeron, se trataba de un abuso de autoridad que ellos no podían resolver.
Finalmente presentó su queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), y desde el 25 de agosto pasado espera una repuesta. (Fuente: Proceso)