Ayer nuevamente el periódico Reforma deslizó, en su columna de trascendidos Templo Mayor, la ‘zozobra’ que provoca entre los priistas de Veracruz y Quintana Roo la posibilidad de una división interna de cara al proceso sucesorio en ambos estados en el 2016.
En el caso de Quintana Roo, ese factor de inquietud lo está generando Carlos Joaquín González, quien está vetado por el propio Gobernador Borge que no lo puede ver, dicen, ni en pintura.
Lo curioso es que cuando Carlos Joaquín se hace presente por estas tierras o a través de estos medios, no son pocos los que se ponen nerviosos. Incluso, algunos, hasta se ponen a escribir en columnas anónimas como si sólo con palabras se ahuyentara al fantasma de Carlos Joaquín y la posibilidad real de que éste provoque un cisma entre priistas del estado cuando se defina la candidatura a la gubernatura.
Y es que se asegura que si Carlos no es el candidato, éste ya está pensando en otras opciones para estar en la boleta electoral que le están escamoteando y muchos priistas se podrían ir con él.
Y si llegara a quedar como candidato del PRI, lo único seguro es que tendría a todo el borgismo en contra. Es decir, el PRI está que hierve y se pone peor.
Abajo, la columna del periódico Reforma:
PARA el 2016, hay dos elecciones que preocupan especialmente a Manlio Fabio Beltrones y al PRI: Veracruz y Quintana Roo.
LO CURIOSO es que la zozobra no la provoca el avance de la oposición, sino las divisiones de los propios priistas. O mejor dicho: el broncón que están armando los gobernadores de esos estados.
DENTRO del priismo ven con los ojos cada día más abiertos de asombro la manera en que Javier Duarte está enredando su propia sucesión. No sólo con el acoso a las principales figuras opositoras -¡incluso por la vía judicial!–, sino también a los propios gallos tricolores.
DICEN que si lo que el veracruzano quiere es entregarle las llaves del despacho a un gobernador no priista… va por buen camino.
Y COMO en Chetumal también hace aire, Roberto Borge no se queda atrás. Desde el CEN del PRI no pierden de vista la forma en que el mandatario quiere imponer a su sucesor, negando la posibilidad de una contienda interna con suelo parejo.
HA SIDO evidente su empeño por cerrarle el paso a Carlos Joaquín, el subsecretario federal de Turismo, al grado de hacer de su encono hacia él un tema de sus discursos públicos de manera muuuy poco discreta.
A ESO se suma la posibilidad de que alguno de los otros contendientes, ante la cerrazón de Borge, decida salirse del PRI y buscar la gubernatura por alguna otra vía.