La seguridad y la participación política de las mujeres se convirtieron en un grave problema para el Gobernador Roberto Borge, en el momento más inoportuno.
El Gobierno federal ha tenido que entrarle al quite, ante el mal manejo que vio Roberto Angulo, en la crisis de feminicidios y/o asesinatos de mujeres que aún no termina.
Pero, por si no tuviera suficiente, el CEN del PRI, a través de su secretaria general, Carolina Monroy del Mazo, prácticamente ha roto con el priismo local, por el despropósito que terminó siendo el tema de la paridad de género en la nueva ley electoral.
Que alguien le avise a Roberto Borge que Quintana Roo no es una República aparte, ni menos un feudo, sino que pertenece a un País, que cuenta con un pacto federal, del cual nuestro estado forma parte y debe también rendir cuentas.
Tras la crisis de los feminicidios y/o homicidios de mujeres, Roberto Borge optó por politizar, descalificar y tender cortinas de humo.
Se aferró a que por nada del mundo podría pronunciarse la palabra ‘feminicidios’ y arremetió contra las ONGs y las figuras de la oposición que osaron reclamar una alerta de género.
Pero, por si fuera poco, los feminicidios y/o asesinatos de mujeres estuvieron enmarcados por brutales ejecuciones –como el ‘enmaletado’ de la avenida de Las Torres- o balaceras en la vía pública.
En pocas palabras, ya Roberto Borge no estaba dando el ancho en el combate a la inseguridad y la violencia, con toda y estrategia de ‘mando único’.
El Gobierno federal concluyó que el problema era demasiado grave y que Cancún es demasiado valioso para México para que Roberto Borge continuara haciéndose cargo.
Frente a esta crisis, el Gobierno federal optó por mandar 200 elementos de la Gendarmería Nacional no sólo para que vigilen las calles, sino para que haga trabajos de inteligencia.
Los que saben señalan que el Secretario estatal de Seguridad Pública (SESP), Juan Pedro Mercader, ‘jefe del mando único’, ni siquiera estaba enterado de que estaba llegando la Gendarmería Nacional.
Lo del ‘gobierno coordinado’ se volvió un mito. Otro más.
Y frente a esta crisis de ineficacia, en lo político, Roberto Borge tuvo otro descalabro, ahora en su nueva Ley Electoral, en particular en el asunto de paridad de género.
Desde hace algunas semanas, quedó establecido que el Gobernador impulsaba 10 hombres para las entonces 10 presidencias municipales y que no había cabida para mujeres alcaldesas, al menos en el PRI.
Finalmente, el Congreso del estado completó el cuadro y retiró el criterio de equidad de género para las presidencias municipales.
A Borge le llegó el aviso por donde menos esperaba, y nada menos que la secretaria general del CEN del PRI, Carolina Monroy, estuvo en desacuerdo con el mayoriteo priista contra la paridad de género en las alcadías.
De plano, el CEN del PRI se deslindó. Hasta parece increíble que el CEN del Revolucionario Institucional, el PRD y el PAN, tengan ahora causa en común contra Borge y sus criterios de paridad de género.
Y las cosas se le complican a Borge, cuando las definiciones están la vuelta en la esquina.