EXTRACTO DE ENTREVISTA AL COMPOSITOR SILVESTRE REVUELTAS III

“(…) su acento era distinto, no sonaba al de jamaicos y músicos de otras islas. De algún modo él formó parte de esa gente que hacia 1990 comenzó a aparecerse por Cancún, a raíz de que los dueños del Cat’s echaron cuentas y concluyeron que costaba sólo un poco más traerse músicos y bandas de Kingston o Miami. Y así el reggae del Caribe maya mexicano, entró en otra faceta.
Su acento y origen era otro; él era el sur de Estados Unidos, ahora no recuerdo si de Memphis o Mississippi; donde haya sido lo cierto es que siempre sonaba a blues, aun si no estuviera en el escenario. Para cuando lo conocí, ¿en ’92?, ¿en Playa o Cancún?, ahora sé que rondaba poco menos de 50; pero llevaba encima bastante más, muchas noches intensas había en aquel negro caballero pinta de ingenioso don Quijote de los Platters…
Esa historia no me la contó él directamente, o si lo hizo ya estábamos ebrios, quizá uno más que él; eso de que por un tiempo formó parte de los Platters lo supe por alguien más, y era poco relevante cuando ya micrófono en mano y como dueño absoluto del stage, Julius mostraba estar en plena forma (física y vocalmente) para sacar de la chistera didácticas de James Godfather Brown, Otis Redding, Jackie Wilson y demás grandes, que alguna vez habían dado su bendición al espigado gran cantante.
…y lo que nos pasaba en Playa allá por ’94, ’95; las primeras veces era un gusto y un honor que Julius se aventara un palomazo con la banda. Para ‘97 también seguía siendo divertido, pero ya costaba trabajo pedirle si nos permitía tocar tras seguirlo 15 o 20 minutos. Lo mejor era que se lo tomaba a risa, pedía perdón con una sonrisa genial, de esas que a fin de cuentas caen bien, la dedicaba un bluesero al que iré encontrando de otras maneras.”

FOTOS TIPO POLAROID

1. “…por ahí del ‘96 los de migración andan de cacería y se lanzan sobre los músicos extranjeros. Julius la ha librado por artes de magia sólo posibles en el sur gabacho; esa noche la redada lo ha llevado al Blue Parrot, donde tocamos el segundo set y vemos que él se aproxima en plan ¡No me vean, No existo, síganle síganle!, …eso hacemos sin saber qué pasa para que el caballero se comporte así: poco a poco se mete debajo del stage y antes de desaparecer por completo entre la arena y la madera, se quita el sombrero y nos dedica la sonrisa del blues. Otra manera del padrino para decirle al aprendiz: You’ve got the Soul man. Y… ¡pop!… dejó de verse. La migra llegó, hizo su show, malvibraron la noche y toda la cosa pero no hallaron al crooner, esa vez oculto debajo de su sitio favorito en la Tierra.
2. “madrugada ’93… hago partícipe al mago negro de mis devaneos sobre hallar un ritmo nuevo y etcétera etcétera. Julius me oía como quien oye llover. Sé que lo hacía aun si pusiera más atención en el trago y las gringas gordas que pasaban rumbo a la playa. Un guitarrero de pronto detuvo mi soliloquio saludándonos con una insólita petición: que le cuidáramos su lira mientras el bato atendía un asunto de amores (te digo: puro blues con aquel cabrón). Entendemos y aceptamos, el otro se va y ahora el negro viejo tenía la mujer de otro en sus manos, nunca lo había visto así, siempre aparecía como el jefe de la voz y el show. Y entonces dijo (ya traducido al mexicano): Ahora escucha… (y cuando un músico negro al fin accede a mostrarte un secreto, te dice eso, pero lo que suena a continuación es: Y a ver… blanquito… si algo se te queda). Por supuesto que tienen razón… uno presenciaba un truco simple y divino: afina la sexta cuerda en RE en vez de MI… y zas… redescubres otro principio del blues sobre todo para la voz: tienes que seguir esa misteriosa variante, the blue note. O su idea de falsete empiernado con las más negras quejas de la guitarra en registros altísimos. En la madrugada…
3. Nos encontramos en la esquina de 1998 y calle Blues, uno sintiéndose tal cual: el blues, y Julius ecuánime como siempre, tanto que se le hizo buena idea irnos a beber algo. Suena a ja ja já y principio de borrachera… ¿verdad? Pero no: acabado el drink el sabio negro me dijo con una seriedad que no le conocía: “Si en verdad quieres hablar de lo jodido que andas entonces nos vemos mañana, al mediodía en tal lugar, ¿ok?, si no caes no problem… ya veremos… cool Riko my man.” Y se fue. Me dijo casi lo mismo que uno decía a ciertas personas en estados semejantes; ahora me lo aplicaban a mí, y ni más ni menos que Julius, de quien no me lo esperaba. Y nos vimos. Puedo afirmar que esa conversación en algo me clarificó. El cantante no se hizo chamán ni terapeuta, simplemente escuchó mis pendejadas y cuando llegó su turno me dio su opinión sincera, algo que acá sonaría como “ya deja de hacerla de pedo y haz música”… entonado en Si menor y naturalmente al modo de un gran hijo del Mississippi.
A través del Englishman Maurice, supe que Míster Julius Green se nos adelantó y anda en alguno de los nueve inframundos del país maya. O en alguno de los 13 cielos. Quién sabe. Y bien chavo que estaba… apenas 67. Donde ande él de seguro anda el blues, suena, se oye, se bebe, se fuma, se inhala, se canta y se toca, como cuando aquel hombre espigado y con pinta de negro Quijote de los Platters, por mucho tiempo fue el Blues entre nosotros. Lo que hay ahora es… pues otro blues pero gacho, feo, aburrido más que nada. Bueno… Take it easy Julius my virgin… nos vemos en el calderón.”

Playa Xamán Há
noviembre 2015

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