A unas cuantas semanas de que se decida quién será el candidato a gobernador conviene recordar que en el pasado proceso electoral todas las candidaturas del PRI fueron definidas por los gobernadores, excepción hecha de Campeche en la que exdirigente, César Camacho, definió como abanderado al actual gobernador, Alejandro Moreno Cárdenas.
La postulación en Durango, el pasado 3 de diciembre, del delfín del gobernador corrobora la continuidad de este tipo de definiciones.
La tendencia se reafirma porque el presidente llegó a su tercer año de gobierno aun más débil y aislado de la sociedad por su incompetencia y corrupción.
En Quintana Roo cabría esperar un escenario similar por un factor que pocos quieren aceptar: Roberto Borge Angulo tiene una muy buena relación con Enrique Peña Nieto.
Siendo así, es muy probable que sea ungido como candidato a gobernador Chanito Toledo, el cual, en este periodo de aspirantes, está cerrando con reuniones masivas y con cautela mediática si se le compara con Mauricio Góngora.
Para los políticos hay además un factor adicional, la señora Mariana Zorrilla de Borge está marcando la preferencia de Casa de Gobierno al invitar a las damas del voluntariado a reuniones con la esposa de Chanito, poco antes hacía lo propio con la de Mauricio.
Aunque esta apreciación no es absoluta, el activismo para definir al candidato a gobernador por parte de Félix González Canto parece haber llegado al límite de sus fuerzas y no se ve por donde pueda meter a su protegido a la contienda final.
Sin embargo, si el conflicto entre el gobernador Roberto Borge Angulo y Carlos Joaquín continúa escalando, la decisión podría tomarse en los Pinos o en el partido, por el riesgo que implica para el PRI ir a una contienda electoral con dos grupos fuertemente encontrados, y beligerantes que podrían auto infringirse la derrota, aun frente a una oposición domesticada y a sueldo como la de Quintana Roo.
Hasta la Esperanza de México está adentro, véanse últimas declaraciones de José Luis Pech negándose a convenir una alianza electoral.
En ese escenario de conflicto, a nivel central seguramente observarían quién sigue y es ahí donde Eduardo Espinosa Abuxapqui tendría oportunidad porque ya probó, en el ayuntamiento capitalino, que puede manejar una crisis financiera dentro de la administración pública, cuestión que será el sino del próximo gobierno estatal.
Como sea, y para evitar riesgos de tránsfugas, el periodo de selección de candidato se pegará a las fechas de registro y lo que sí es seguro es que en esta temporada decembrina la lista de aspirantes se reducirá al mínimo porque los aspirantes deben renunciar o pedir licencia en el cargo que desempeñan, decisión que evidentemente tomarán en función de sus posibilidades reales.
La única incertidumbre posible del próximo proceso electoral es si surgiría un candidato ciudadano a la gubernatura, aunque a estas alturas se antoja cuesta arriba esa posibilidad porque el control político es real y se ejerce.
No hay broncos, pues.
respetable la opinion de andrade pero… veo el caso durango como un visto bueno del centro… veo el caso durango como una coincidencia del gobernador duranguense con los pinos… veo que el caso quintana roo es diferente porque…
el delfin del sapo-borge, ó sea el \”chichanito, eljijo del pueblo-mil mascaras-gente de ley\” toledo medina de borge y vara es un autentico malquerido de la opinion publica… así lo veo yo…
quien nos puede decir que no habrá un bronco por ahí?? es mas, yo veo hasta un par de broncos por ahí !!!!…
nada impide que se de \”el fenomeno bronco\” en quintana roo que dependiendo de quien sea \”el bronco quintanarroense\” éste fungiría como la autentica oposicion al PRI-Peñista y al PRI-Borgista…
veremos sí nó…
Amén…
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