Sin duda, Eduardo Espinosa Abuxapqui le está poniendo sal y pimienta a la contienda entre aspirantes priistas en dos cuestiones fundamentales: la necesidad de debatir y el espejismo de la mercadotecnia y encuestas patito o al gusto de quien paga.
Hace muchos ayeres Heberto Castillo, uno de los mejores políticos que ha tenido esta nación, hablo sobre lo necesario que resultaba a la política y a los políticos el uso de la mercadotecnia para dar a conocer ideología y plataforma política.
El problema de nuestros días es que ambas están ausentes de la propaganda y el sistema de mercadeo además de costoso, con cargo al erario público desde luego, se enfoca únicamente a pergeñar una imagen, tal cual si fuera una instantánea.
Así es muy difícil conocer la concepción del mundo de cada uno de los seis aspirantes y claro tampoco del “Séptimo pasajero”, mucho menos que se proponen hacer si logran acceder a la gubernatura y menos aún si tienen un diagnóstico de los problemas y los retos que vienen para Quintana Roo en los próximos años.
Y considerando que próximo gobernador saldrá del partido oficial, ante una notoria ausencia de oposición, pues no solo sería sano, sino urgente que quienes aspiran debatan y podamos conocer a fondo sus ideas y propuestas para el desarrollo de Quintana Roo.
Sobre todo en un escenario en el que quién quede gobernará disminuido y maniatado por la crisis en las finanzas publicas que le estallará en las manos apenas termine de rendir protesta.
El panorama es sombrío y puede acentuarse si el restablecimiento de relaciones entre USA y Cuba da lugar al nacimiento de un nuevo y fuerte competidor turístico en el Caribe.
Hay más preguntas que respuestas en el futuro inmediato de los quintanarroenses y pensar que la dinámica económica del sector turístico continuará per se puede ser riesgoso, cuanto más negligente.
Véase, por ejemplo, la hotelería que en la práctica devino en un sistema similar al de las maquiladoras que el único beneficio que deja a Quintana Roo es los salarios bajísimos que perciben los empleados y los ingresos, gracias al todo incluido, ni siquiera se quedan en el país y con seguridad gracias a la evasión fiscal no aportan nada para el desarrollo.
Desde luego los costos de urbanización, saneamiento ambiental, vivienda, educación y salud para esos trabajadores, entre otros, los carga la administración pública
Un debate es indispensable porque necesitamos saber si al menos tienen las preguntas.