En los últimos días el aspirante priista a la gubernatura Carlos Joaquín González ha estado en boca de todos para bien o para mal; mientras algunos grupos del mismo PRI lo han convertido en el blanco de diversos señalamientos y ataques, otros se dedican a defenderlo y endiosarlo, como una especie de mesías del Tricolor. Lo que es innegable es que su popularidad se ha disparado incluso entre simpatizantes o militantes de partidos de “oposición”.

Las recientes celebraciones de su cumpleaños a lo largo y ancho del estado donde ha logrado congregar a miles de personas de diversas clases sociales y diferentes ideologías partidarias, están proyectando a Carlos Joaquín como el candidato a vencer o a convencer por el PRI.

Porque si bien dentro del PRI la maquinaria está en su contra, ha logrado que panistas como Gustavo Ortega, Perla Tun, Enrique Osorio y Alicia Ricalde Magaña; ex perredistas como Julián Ricalde y Jorge Aguilar Osorio, así como Domingo Flota y Nivardo Mena Villanueva, vean con buenos ojos que él sea candidato a gobernador, aún como abanderado del PRI, lo cual es algo que nunca se ha visto en la historia política del estado.

El asunto es claro: estos panistas y ex perredistas tienen serias rencillas con el grupo que actualmente gobierna y ven en Carlos Joaquín al único personaje con posibilidades de competir de poder a poder, ya que la oposición carece de personajes competentes.

El hecho es que el ex subsecretario de Turismo ha logrado sumar a su proyecto a diversos grupos que militan en el PRD, PAN, PES e incluso a consagrados anti priistas, por lo que de convertirse en candidato del Tricolor Joaquín González podría otorgar al PRI en este 2016 una votación histórica en el estado, algo que no se ve desde la elección de Mario Villanueva Madrid en el año de 1993.

En contraparte, también es un verdadero peligro para el mismo PRI, ya que si no es bendecido con la candidatura a la gubernatura que pelea principalmente con Mauricio Góngora Escalante y José Luis Chanito Toledo, las principales cartas de Roberto Borge y Félix González Canto, podría emigrar a la oposición donde lo esperan con los brazos abiertos.

Compitiendo contra el PRI, Carlos Joaquín tendría una lucha sumamemente complicada pero no imposible, sobre todo si se considera que su salida fracturaría al partido, fenómeno que ya se está viendo en algunos municipios entre las estructuras simpatizantes de Joaquín González, Toledo Medina y Góngora Escalante.

Así, el incómodo aspirante es en estos momentos un enorme signo de interrogación: o puede ser el mejor aliado y un candidato de primer nivel para el PRI, impulsando a los candidatos a las alcaldías que podrían verse beneficiadas con su nominación, o de plano se convierte en un rival que pondría en aprietos al abanderado priista.

El priismo se encuentra en fase crítica de definición rumbo a la elección y viene lo más difícil. Las opciones se reducen cada vez más y Carlos Joaquín está en el ojo del huracán, por el potencial que ha mostrado. Las negociaciones pueden tomar diversos rumbos, aunque no se sabe quién ganará la pulseada.

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