Si hoy todo va de mercados.com, compraventa.com, loquesea$$$.com… entonces: Ahítevoy.oinc.mx. Tú dirás si tiene sus posibilidades en twitter y facebook y demás… oinc.
Así como del latín heredamos et al, et alli, vini-vidi-etcétera y demás muletillas de sabiduría compendiada, el siglo XXI presenta una variante según la experiencia mexicana. Es una mutación lingüística si se desea; quizá un juez como L. González de Alba la tipifique como vulgaridad o simple estupidez desconocedora de la suprema cultura grecorromana.
Sine Qua Non, Magna Cum Laude y bla bla bla, son ejemplos de cierta vigencia latina en el mundo real –la jerga de docentes y juristas un caso. La liturgia de Roma ya es más de arrullo que de fe, y sin embargo no deja de sonar en bautizos, entierros, bodas, misa, comuniones y, cómo no, en el confesionario. Un tipo como Marcial Maciel les dice Ego te absolvo y listo, a seguir desfalcando al país y abrocharse al que se deje. La santa muerte no expresa el perdón con latinajos pero tras el primer muerto lo otorga, justifica lo que se haga.
Para la sociedad global y su desastre a todas horas, se presenta la acepción OINC como vocablo multifuncional ya sea como epítome (resumen), desenlace o afirmación. Puede emplearse como interrogante infalible: ¿Cómo la ves?… ¿No que no? Y con variantes afirmativas: Cómo no… A huevo…
Ejemplos usuales:
-Dicen que las últimas fueron las elecciones más concurridas y limpias… ¡Oinc! (variante ¡Fíjate nomás!)
-¿O sea que sí te echaste al plato a la flaca esa que tan mal te caía? Oinc… (¿no que no?)
-“Nosotros somos los marranos… oinc (cómo no), nos divertimos como enanos… oinc (¿cómo la ves?)”, aplicado en estrofas de Julio Haro circa 1986.
Diálogo potencial entre hombres perdidos en el espacio:
“–¿Estamos de acuerdo?
–… ¡Oinc…!”
Además de lo mencionado, oinc también podría oírse (ser) como respuesta fulminante a baños de pureza gesticulante con discurso:
“De ahora en adelante tendremos la policía más efectiva y honrada, serán entrenados por elementos que han trabajado para Israel, Guatemala, OHL, la FIFA…” Y retiembla en sus centros la tierra de las redes sociales con un titánico oinc: “¡Síiii… que te lo crean tus hijos!”
AHORA UNA DIGRESIÓN, tolerable a partir de la constante lección socio-existencial que retumba en estadios, transmisiones televisivas, radiofónicas y por internet: el descomunal ¡¡¡PUUUTOOOO!!! intercalado y gritado a lo largo de 90 minutos desde la década pasada. Esta sana costumbre futbolera se suma a otras que aún nos perfilan como mexican@s de su tiempo: verse como sicarios pelones, de sombrero y bota picuda, como chiles con bigotazo en la tribuna; y para todo tequila, armas y bravuconadas, o ser los fiesteros en la playa bajo el sol de la muerte y la droga que se deseé entre otras chucherías nacionales, y claro que todos corruptos. Hay estudiosos que desmenuzan tanto motivo que tiene ese multitudinario Ser mexicano que vuelve puto (maricón, débil, cobarde), al portero rival en el futbol. Lo raro es que no hayan mercantilizado ese supremo instante del relajo, como hicieron con “la ola” y otras muestras de ingenio populachero; cerveceras y refresqueras hicieron de la ola casi una marca registrada. ¿Por qué con ese “puto” tan presente y sonante nadie presenta un producto, un modelo, algo que venda? ¿Cuál club, locutor, “analista”, jugador o directivo, le entraría a ser parte de la imagen corporativa? Oinc.
Ciertamente nadie espera que el concepto OINC se haga llaverito, calcomanía para ponérsela al carro, a la van o la moto, que se vea en trusas y calzones, que sea el ring-tone favorito de las masas.
No se pide que las muchachas de Flans hagan una versión de Oinc y más oinc, tal como hicieron exigiéndote No Controles más de 5489 veces en una rola de 2:34…
Ni en la peor pesadilla se imagina a un secretario de estado o a un mandamás banquero, apropiándose del oinc nuestro de cada día; ellos tienen sus guarradas muy propias.
Oinc. Es posible que como concepto lingüístico ya pueda ser investigado y definido genealógicamente en los diccionarios oficiales. Han debido pasar décadas para comprobar que se aproxima a otras llaves lingüísticas, preclaros ejemplos de sapiencia humana: Chale… Pinche… E = mc2… Órale… Vale… Subir para arriba (el gran aporte ibérico).
Corolario para el mundo real: por pensar y decir y escribir y recitar a griegos e ingleses, y epitomarlos con un oinc, Ella se molestó conmigo hace años. Hubo que explicar, mucho, largo y tendido: “si nomás es práctica… lo hago sólo cada tres o cuatro días…” Hoy ya sonríe. Y mejor nada de latinajos ni oincs ni de chiste.
A Arturo Lomelí, doctor
Playa Sur
2015-2016