No hay duda de que la Alianza entre el PRD y el PAN en Quintana Roo, denominada con el lema “Quintana Roo UNE. Una nueva esperanza”, para la gubernatura del estado tendrá que buscar –y está obligado a hacerlo- pactos necesarios con todos los frentes de guerra abiertos por el Borgismo (que son incontables), y, desde luego, con hombres fuertes de algunos municipios del estado que se convirtieron en disidentes del Priismo borgista. En casi todos los once municipios el descontento a nadie se le hace desconocido: en José María Morelos, en Felipe Carrillo Puerto, incluso en el mismo Chetumal donde el voto priista al parecer es inamovible por razones burocráticas, existen visos de cambio en las tendencias, que hasta uno de inmediato puede ver que el hartazgo ciudadano está a la orden del día y por donde se mire.
No ver esto, y decir, a tiro de piedra, o mal ojo de cubero avecindado en Chetumal, de que las elecciones de junio serán de un mero trámite para el PRI pues la “oposición estatal” se encuentra tan lamentable, es no comprender los indicios que nos marcan con fuerza descomunal el hartazgo borgista (corrupción sideral, bancarrota financiera, odios sistemáticos a periodistas incómodos, endrogamiento de varias generaciones futuras de quintanarroenses, desplantes y desvaríos insufribles del poder tropical que hemos visto en estos años), es minusvalorar el amor propio y el derecho a la lucidez del ciudadano, incluso es abusar del espíritu de aguante del quintanarroense, reducirlo a un estado de abulia y desconexión de la realidad, de la tremenda realidad que vive ese estado, con una clase política borgista frívola y altamente simplona en su mala administración de la cosa pública.
Desde luego que los dos partidos de la alianza “Quintana Roo UNE. Una nueva esperanza”, como estructuras partidistas, han sido completamente rebasadas en años recientes por el espíritu totalitario que cundió en Quintana Roo en tiempos del Borgismo que hoy entra en un franco declive, pero aquí hay que hacer la distinción necesaria…a tiro de flecha: no es la lábil estructura de estos dos partidos, ni sus dirigencias genuflexas y cercanas a los pasillos del poder quintanarroense, la que UNE a esta alianza, sino todo eso que significa un postura política firme, contraria al estado de cosas actuales, y decidida a recomponer Quintana Roo en todo el espectro socioeconómico, político, turístico y hasta ecológico. Y en este punto, de ahí estriba, considero, la fuerza del candidato de la alianza al gobierno de Quintana Roo UNE: debemos de volver a leer algunos de sus comunicados, su carta de renuncia al priato, para comprobar esta aserción.
Y en este aspecto, podemos volver a retomar algunos argumentos que el periodista Carlos Cantón Zetina, en una columna reciente[1], señaló como razones de peso de por qué la actual coyuntura política en Quintana Roo le es favorable a CJG, y que, considero, es una coyuntura muy distinta a la que se suscitó en tres elecciones para gobernador anteriores. Cantón Zetina nos recuerda que el electorado quintanarroense no vota solamente por el partido (da el ejemplo del caso de Andrés Manuel López Obrador, que ganó la presidencia en Quintana Roo al priismo en el 2012) sino por la persona, y en ese sentido, algunas encuestas que presenta Cantón Zetina ponen a CJG en las preferencias del electorado quintanarroense. Además, la oposición en Quintana Roo no es poca cosa como aseguran algunos aviesos tergiversadores de la opinión pública con escuela en La Ciudad de los Curvatos, sino que hay que recordar que Cancún, que cuenta con el 50 % del electorado, el PRD y el PAN lo han gobernado. En estos momentos en que las carretadas de cochupos y zalamerías del Borgismo hacia las dirigencias estatales del PAN y el PRD (las cuales necesitan urgente depuración, democratización y transparencia completa) hacen ver una supuesta baja opositora en Quintana Roo, Carlos Joaquín debe de demostrar su trabajo político, haciendo resurgir a la oposición del norte –pero también de las islas y de toda la geografía quintanarroense-, pero considero que este trabajo se deberá hacer a ras de suelo, desde las bases, en movimiento perpetuo ir deslindando sus disidencias firmes frente al borgismo.
Además, como coyuntura favorable –siguiendo a Cantón Zetina- no hay que perder de vista el voto de castigo ante todo lo que ha implicado el borgismo, así como la guerra sucia efectuada a CJG (efecto búmeran y directo al borgismo), y recordar que el priismo no es marmóreo, que ha sido oposición en municipios de peso como Isla Mujeres, Felipe Carrillo Puerto y Cancún –y en José María Morelos y Lázaro Cárdenas. Es difícil que en este proceso electoral se repitan los triunfos que años atrás llegó a obtener el borgismo. No apuntar esto, es no conocer los miserables años de autoritaria politiquería barriobajera. La pregunta es, ¿quién quiere la continuidad de estos miserables años borgistas?
[1] Carlos Cantón Zetina, “La difícil misión de la Alianza PAN-PRD en Quintana Roo; en el 2010 ganaron 3 ex priistas”, 15 de febrero de 2016, en http://carloscantonzetina.blogspot.mx/2016/02/la-dificil-mision-de-alianza-pan-prd-en.htmln