Por Carlos Chablé Mendoza

En la lengua maya no tenemos palabras, más bien tenemos conceptos que significan mucho más que una palabra. Nuestros conceptos tienen significados culturales como la cosmovisión, religión, organización y todo ese sentir de la comunidad, así nos identificamos, expresó el doctor Fidencio Briceño Chel ante nutrido grupo de alumnos y maestros universitarios durante la conferencia K’ext’aan. U bejil u k’i’itbesa’al maayat’aan (La traducción como alternativa para difundir la lengua maya) celebrada el pasado 25 de febrero en la Universidad de Quintana Roo (UQROO).

En breve resumen histórico mencionó a los primeros que realizaron la actividad de traducir para otros destacando que todos ellos fueron víctimas del rapto y obligados a servir al conquistador.

Los conquistadores conseguían intérpretes o traductores raptando a algunos aborígenes y los bautizaban, así Diego de Colón podría ser considerado el primer interprete que estuvo al servicio de Colón en un buen trecho hasta envejecer. Era indispensable para los conquistadores saber qué decían los autóctonos y transmitirles sus órdenes. Los dos mayas a quienes los españoles impusieron los nombres de Melchorejo y Juliancillo fueron útiles en la península pero al llegar a las tierras altas de lo que hoy es Guatemala ya no les sirvieron pues no entendían nada de lo que hablaban sus coterráneos, señaló.

-La presencia de traductores fue muy importante a partir del descubrimiento de América pues a la llegada de los españoles existían muchísimas más lenguas que ahora, tal vez más de mil. Solo en esta porción que ahora es México había unas quinientas.

Briceo Chel mencionó también que Malintzin fue la primera mujer interprete pentalingüe pues hablaba maya, náhuatl, chontal, español y otra variante autóctona hablada en lo que hoy conocemos como Oaxaca.

Mencionó que los españoles trajeron bajo el xiik (axila) la espada, la biblia y la gramática, pues en la oralidad se encontraron con que tenían que aprender las lenguas originarias para imponer la colonia.

En otra parte de la charla dijo que no basta ser hablante para ser traductor y recordó que hace veinticinco años en Carrillo Puerto cuando pensaba junto con amigos del Centro Quintanarroense de Desarrollo qué hacer para recuperar la lengua maya “decidimos que había que hacerlo legalmente, y también nos preguntábamos cómo cuando las leyes están hechas en español”. Lo primero que acordaron- indicó- fue traducir la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Recordó que se encontraron con que el lenguaje jurídico no es como el coloquial así que “tuvimos que entenderlo primero jurídicamente, traducirlo en lenguaje coloquial y explicárnoslo en maya hasta lograr la traducción”.

El doctor Fidencio Briceño, quien es miembro honorario la Academia de Lengua y Cultura Mayas de Quintana Roo, mencionó finalmente que los diccionarios “matan las lenguas originarias y la oralidad las salva” – La lengua maya es cultura, los antiguos diccionarios los hicieron a su conveniencia los conquistadores, finalizó.

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