Hace unas semanas, cuando escribí un artículo sobre la candidatura de José Luis Pech Várguez para Morena, señalé que este hombre que aparece en la foto que enmarca esta nota, con un mostacho a lo Zapata entrado en el otoño de su vida, Raymundo César Calderón Caballero, decía desde fines de 2015 que a Morena Quintana Roo estaban viniendo, olfateando la carroña de las consuetudinarias divisiones internas en los grupos y grupúsculos de la izquierda mexicana (y, por supuesto, en la izquierda quintanarroense), varios buitres y chombos para infiltrarse en ese partido y terminar por adueñárselo.
Al parecer, el actual líder de Morena Quintana Roo, Rafael Marín, así como otros supuestos hombres de izquierda en Quintana Roo, le abrieron todas las puertas y ventanas de la casa morena a esos buitres y chombos que la pintaron de pri-eto azabache inmediatamente, y pusieron un candidato indefendible, Pech Várguez, el cual se siente orgulloso de su imagen pública de 40 años de vivir dentro del presupuesto y las dádivas de haber sido hombre de su ex partido, el PRI.
La mayor parte de los morenos de corazón y de razón, se sintieron golpeados en sus convicciones políticas e ideológicas por algo que consideraban una imposición, la candidatura de Pech Várguez. Quisieron protestar, protestaron, pero ni a nivel nacional, y menos a nivel regional, les hicieron caso: el líder omnisciente de la Chontalpa ya había decidido la suerte de un partido mortinato en el ardiente caribe mexicano: Pech Várguez iría como candidato, y uno no puede sino pensar que el líder de la Chontalpa haya pactado con el Borgismo una candidatura indefendible (¿a cambio de qué?, ¿de dineros para las giras en pos de la presidencia de Obrador?) que, desde luego, no ganará, pero tal vez reste votos a la alianza opositora UNE en Quintana Roo. Y yo creo que ese es el objetivo principal del partido Pri-eto de Quintana Roo (antes, Morena Quintana Roo): restarle votos a la oposición que encabezará la alianza UNE Quintana Roo.
Ahora, César Calderón ha decidido decir ¡hasta aquí he llegado! Hoy nos enteramos que César, el del mostacho de un Zapata entrado en el otoño de su vida pero que todavía tiene los arrestos de seguir terciando las cananas de revolucionario, ha renunciado a Morena Quintana Roo, y se ha puesto una camiseta blanca a la cual escribió, con un marcador de tinta indeleble, el nombre de Carlos Joaquín González.