CANCÚN, MX.- El juez séptimo de distrito con sede en Cancún otorgó la suspensión definitiva de cualquier obra relacionada con la construcción del hotel de 95.6 millones de dólares RIU Riviera-Cancún, que en diciembre de 2015 recibió la aprobación ambiental por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
La resolución del juez al incidente de suspensión promovido por el abogado Francisco Villarreal establece que tanto las actividades agrícolas como las agropecuarias, acuícolas, intensivas o semi intensivas, infraestructuras urbanas o alguna otra que sea aledaña o colindante con la vegetación de un humedal costero deberá dejar una distancia mínima de cien metros respecto al límite de la vegetación. El proyecto hotelero incumple claramente con esta condicionante, por lo cual se otorgó la suspensión definitiva al demandante.
[DOCUMENTO: Consulta el fallo íntegro del juez sobre hotel del Grupo Riu en Punta Nizuc]
“El artículo 60 Ter de la Ley General de Vida Silvestre protege al manglar en forma directa, así como a su flujo hidrológico e incluso reconoce que dicho ecosistema va a tener una zona de influencia y que éste puede estar o no protegido, los cuales se regulan en el punto 4.16 de la Norma Oficial Mexicana NOM-022-Semarnat-2003”, añade el resolutivo.
El juez también refiere que en el punto 4.43 de la NOM 022 se reconoce que el límite de 100 metros puede afectarse siempre y cuando el informe preventivo o la Manifestación de Impacto Ambiental establezcan medidas de compensación en beneficio de los humedales, “por lo que si se establecen dichas medidas es porque, por una parte, no se respetará esa distancia y, por otra, de alguna manera se van a perjudicar los humedales”.
El abogado constitucionalista, Raymundo Gil, anticipó que luego de las suspensiones históricas en el caso Tajamar se comenzaría a sentar jurisprudencia en el sentido de que el criterio preponderante será que el derecho colectivo a un medioambiente sano es superior al interés particular de quienes pretendan realizar alguna obra que dañe ostensiblemente el entorno natural.
El proyecto hotelero de 530 habitaciones “RIU Riviera-Cancún” obtuvo los permisos ambientales en diciembre de 2015, pero no fue sino hasta febrero de este año que la Semarnat publicó su resolución en la Gaceta Ecológica. En la MIA, la cadena RIU adelantaba que el hotel implicaría una inversión de 95.6 millones de dólares, además que el inmueble sería de un solo cuerpo en forma de “L” alargada de 16 niveles, incluyendo además un miniclub, dos bares acuáticos, 2 vestidores, toallero con caseta de animación y áreas abiertas dentro de las cuales se consideran, áreas verdes, 4 albercas, asoleadero, plaza, escaleras, rampa de madera, y banquetas.
Todas las obras del proyecto se ubicarían dentro de un predio en el kilómetro 17 de la zona hotelera de Cancún, con una superficie total de 20,929.45 metros cuadrados, de la cual el proyecto ocuparía 19,654.22 m2, correspondiendo los 1,275.23 m2 restantes a la zona federal marítimo terrestre.
Este proyecto ya enfrentaba una primera suspensión provisional otorgada al abogado Francisco VIllarreal, luego de que denunciara una serie de irregularidades en la autorización de impacto ambiental. El abogado Villarreal explicó en entrevista que Semarnat se contradijo en la autorización otorgada al hotel, pues este mismo proyecto ya había sido rechazado en febrero de 2015, pero meses después le dio luz verde al mismo proyecto, sin que los promoventes hayan hecho grandes modificaciones que mitigaran el impacto que tendría en las áreas naturales protegidas contiguas a los terrenos donde éste se va a construir.
Tercer incidente de la cadena en México
En una reciente entrevista concedida a un portal especializado en turismo, Luis Riu, propietario y presidente general de la cadena RIU, se refirió al tema del amparo en contra de su proyecto en Cancún, calificando el incidente como una “historia es rocambolesca, o mexicana”.
En la entrevista, reconoce que no es la primera crisis que vive la cadena en México, sino la tercera y asegura: “Un dueño, el del hotel de al lado, que por lo que sea no le gusta, porque él quería comprar el solar él, y al final lo que no le sentó bien es que lo compráramos nosotros. Él es un señor muy poderoso, y en México, el poderoso es muy poderoso; él conoce a todo el mundo, a los políticos, a los gobernadores, a todo el mundo. Bueno, no le gustó que lo comprásemos y puso la maquinaria en marcha para fastidiar”. (Fuente: El Economista)
Una de las pocas buenas noticias, viva la naturaleza. Malditos depredadores. Han de tener un planeta apartado para sus hijos.???
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