Los tres primeros comités municipales de Morena fueron los de Othón P. Blanco, Solidaridad y Benito Juárez, el 10 y 11 de enero del 2013.

Andrés Manuel López Obrador declaró, cuando instaló estas asambleas, que era en reconocimiento a que en Quintana Roo había ganado en 2006 y 2012.

Sin lugar a dudas, el tabasqueño era todo un fenómeno político en Quintana Roo.

Para el proceso electoral de 2016, el Gobierno estatal y el PRI-QR tenían un temor fundado de que Morena les haga pasar una mala pasada, en estos comicios para renovar la gubernatura, el Congreso del estado y los 11 ayuntamientos.

En las proyecciones de los estrategas del priismo local, López Obrador era un verdadero peligro para el PRI-QR.

Pero algo pasó. De repente López Obrador le restó importancia a Quintana Roo. En sus giras repetía una y otra vez su viejo casette y no asumía los problemas estatales, como la voracidad de las empresas turísticas extrajeras, la privatización de los sistemas de agua potable de Cancún y Playa del Carmen y sobre todo, las violaciones a los derechos humanos y la corrupción del gobernador Roberto Borge.

Incluso, en el tema de los presos políticos, respaldo a holboxeños, encarcelados por la Profepa, pero ignoró a los mayas de Felipe Carrillo Puerto, procesados por Roberto Borge,

A pesar de sus reiteradas incursiones a la entidad, López Obrador no pudo o no quiso entender que el principal problema de Quintana Roo es Roberto Borge y que el clamor es ya darle salida a este grupo político que está encaramado en el poder desde hace tres sexenios.

Mientras repetía y repetía su rancio discurso contra la mafia del poder de Carlos Salinas, Peña Nieto y demás personajes, no tocaba ni con el pétalo de una frase a Roberto Borge, Félix González Canto, Joaquín Hendricks y compañía.

Al perfilarse el proceso electoral, López Obrador optó, ante la sorpresa de propios extraños, porque su candidato a Gobernador fuera José Luis Pech Várguez, cercano colaborador de Hendricks, González Canto y Borge.

En su decisión, el jefe de Morena desdeñó a sus antiguos aliados perredistas que mantenían la resistencia contra Borge y su grupo.

Algunos le dieron el beneficio de la duda, en el supuesto de que el candidato del PRI a la gubernatura sería Carlos Joaquín González, del otro grupo del PRI.

Sin embargo, se confirmó que algo estaba mal cuando Morena designó a la conductora de programas de Gala TV y Radio Turquesa, Mara Lezama, y al priista Mario Ramírez Canul -apenas días antes colaborador del malogrado ‘delfín’ borgista, José Luis Toledo Medina- como candidatos a alcaldesa y síndico de Benito Juárez.

De entrada, significó una incongruencia que López Obrador se haya decantado por Mara Lezama, que es conductora de un programa de la televisora local, que es filial de Televisa, uno sus peores enemigos.

En días próximos a su registro como candidato, José Luis Pech, en rueda de prensa, no se atrevió a decir qué procederá, en caso de ser gobernador, contra Roberto Borge.

La candidata Mara Lezama tampoco se atrevió a criticar al alcalde priista Paul Carrillo, e incluso afirmó que daría seguimiento a su trabajo.

Tampoco, en su desempeño profesional en Gala TV y radio Turquesa, salió a condenar la privatización del petróleo o la reforma educativa.

El Dr. Pech, Mara y Ramírez Canul tienen una coincidencia. Además de ser ahora candidatos de Morena, están vinculados al poder borgista.

En Quintana Roo, AMLO cedió la franquicia de su partido a los intereses de Borge. Se alió a mafia del poder de Quintana Roo.

De ser una esperanza para los quintanarroenses, López Obrador convirtió a Morena en un despropósito en Quintana Roo.

Comentarios en Facebook