Estaba en su madriguera. La policía antiterrorista belga ha detenido este viernes al yihadista Salah Abdeslam, miembro prófugo del comando que perpetró los atentados de París el 13 de noviembre. La operación para su captura se ha desarrollado en el barrio bruselense de Molenbeek, en el número 72 de la calle de Quatre-Vents. Abdeslam resultó herido en una pierna por los disparos de la policía en su distrito, muy cerca del lugar donde vive su familia. Permanecía huido tras el ataque a la capital francesa que costó la vida a 130 personas hace más de cuatro meses. “Lo tenemos”, confirmó el secretario de Estado de Inmigración belga, Theo Francken, a través de Twitter. No obstante, el tuit fue borrado poco después.
El terrorista, de 26 años, ha sido el gran objetivo de las fuerzas de seguridad belgas, a las que viene esquivando desde hace cuatro meses: escapó precisamente de Molenbeek pocos días después del atentado de París y sus huellas fueron encontradas en una vivienda del distrito de Schaerbeek semanas después. Salah es hermano de Brahim Abdeslam, de 31 años, integrante también del comando que atentó aquella noche en París, que acabó haciéndose estallar tras descargar su fusil.
La detención del terrorista más buscado de Europa se ha producido mientras los líderes de la UE estaban también en Bruselas, reunidos en una cumbre sobre inmigración y refugiados. El presidente francés, François Hollande, ha seguido la operación junto al primer ministro belga, Charles Michel. En una comparecencia conjunta con el presidente francés, el jefe del Ejecutivo belga ha confirmado que hay tres detenidos y ha agradecido el trabajo de fuerzas de seguridad, investigadores y jueces.
“Ha sido un trabajo intenso, minucioso y profesional que ha conducido a este resultado tan importante en la batalla por la democracia y contra el oscurantismo”, declaró. Hollande por su parte, ha dedicado sus primeras palabras a las víctimas. “Quiero acordarme de las víctimas del atentado del 13 de noviembre. Porque Abdeslam estuvo directamente ligado a la organización y ejecución de esos atentados”, dijo. El presidente francés confirmó además que pedirán a las autoridades belgas que Abdeslam sea extraditado para ser juzgado en el país galo.
La redada se ha producido horas después de que la fiscalía belga desvelara que el terrorista pasó por el apartamento del barrio de Forest, en la capital belga, en el que el martes se produjo un tiroteo en una redada antiyihadista.
“La fiscalía confirma que huellas dactilares de Salah Abdeslam han sido detectadas durante el registro llevado a cabo el 15 de marzo pasado en la calle de Dries, en Forest. La investigación sigue abierta día y noche y no es posible dar más detalles por ahora para no entorpecer la operación”, dice el organismo en un breve escrito. Agentes franceses han participado junto a las fuerzas de seguridad belgas en registros efectuados en Bruselas durante los últimos días.
La otra gran novedad de la que ha informado la fiscalía este viernes tiene que ver con Mohammed Belkaid, el presunto yihadista de origen argelino que falleció abatido por un francotirador el martes en una operación conjunta de las policías belga y francesa. El ministerio público ha confirmado que Belkaid utilizaba un documento falso con el nombre de Samir Bouzid, lo que le vincula directamente a los atentados de París y a Abdeslam: ambos pasaron juntos un control policial entre Hungría y Austria dos meses antes de la masacre de Bataclan, cuando viajaban a bordo de un Mercedes en compañía de otro hombre que también usaba la falsa identidad de Soufiane Kayal. Según Les Echos, Kayal sería el segundo detenido hoy en Molenbeek junto a Abdeslam.
Belkaid se valió del documento falso para realizar, cuatro días después de los atentados de París, una transferencia de 750 euros a través de una oficina Western Union de Bruselas a Hasna Ait Boulahcen, prima de Abdelhamid Abaaoud, uno de los organizadores de la matanza de París. Ambos fallecieron en el asalto policial a Saint Denis que tuvo lugar cinco días después de los ataques. En el domicilio encontraron un arsenal listo para ser utilizado.
El supuesto terrorista abatido el martes en Bruselas se encontraba en el país irregularmente, solo tenía antecedentes por un robo en 2014 y no estaba en el radar de los servicios de seguridad por actos de radicalismo religioso gracias a la protección que le concedió el uso de esa documentación falsa. Junto a su cadáver se encontró un libro sobre salafismo y en el piso había una bandera del Estado Islámico. En el intercambio de disparos con la policía resultaron heridos levemente cuatro agentes, uno de ellos francés, después de que fueran recibidos a tiros con un kaláshnikov y un arma antidisturbios cuando se disponían a realizar un registro.
La redada del martes volvió a traer a la ciudad una banda sonora, la de las sirenas, muy habitual desde que se descubriera que albergó en sus entrañas a uno de los presuntos cerebros de los ataques de París. Desde entonces las autoridades no han bajado la guardia: la presencia de policías y militares es visible en las calles y la alerta antiterrorista en Bélgica se ha mantenido en el nivel 3, solo un escalón por debajo del máximo, que sí estuvo activado entre el 21 y el 25 de noviembre. Entonces, el primer ministro belga, Charles Michel, advirtió de la posibilidad de que se produjera un atentado similar al de París. El nivel actual indica la existencia de “una amenaza posible y creíble”. (Fuente: El País)