LA HABANA.– El presidente Barack Obama llegó el domingo a La Habana, en el mayor gesto diplomático de un líder estadounidense que busca dejar atrás un pasado de enemistad de más de cinco décadas e iniciar una nueva etapa entre Estados Unidos y Cuba.
“¿Que bolá Cuba?” o Qué pasa Cuba, escribió en español en su cuenta de Twitter apenas aterrizó en el aeropuerto internacional José Martí, en el último capítulo del deshielo en las relaciones bilaterales que inició hace 15 meses con el anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas.
Obama se convirtió en el primer presidente en pisar tierra cubana en 88 años, o desde 1928 cuando Calvin Coolidge visitó la isla, algo que ha generado en la gente una mezcla de esperanza y cautela sobre el presente y futuro.
“Para ver el impacto en la vida del cubano habría que esperar cómo se desarrollan estas nuevas relaciones”, dijo Sergio Leyva, un experto en reparación de computadoras y software de 47 años, quien consideró que una normalización debería llevar a que las tiendas tengan más cosas y se amplíe el turismo. “Pero bueno, llevamos 50 años bloqueados. Yo nací bloqueado”.
Cuba y Estados Unidos sorprendieron al mundo relanzando sus relaciones diplomáticas en diciembre de 2014 y para julio de 2015 abrieron sus embajadas. Obama reconoció que la política de sanciones aplicada contra Cuba no dio los resultados esperados de un cambio en el modelo político y busca con el deshielo fomentar lo que llamó un empoderamiento del pueblo en la isla.
Pero el presidente cubano Raúl Castro ha advertido que su gobierno no está dispuesto a realizar reformas políticas.
El mandatario llegó acompañado de su familia, funcionarios, legisladores y empresarios para una vista de dos días y medio, en la que se encontrará con el presidente cubano y empresarios, aunque también tiene previsto reunirse con un grupo de disidentes e incluso asistir a un partido de béisbol.
“Este es un espectáculo y con todo esperamos que realmente haya unas buenas relaciones”, dijo Luis Delgado, un experto en refrigeración y carpintero de 58 años, que siguió tanto la llegada como la visita del mandatario a La Habana Vieja pese a una pertinaz ll.
En una tarde lluviosa en La Habana, Obama, su esposa Michelle y sus hijas Malia y Sasha fueron recibidos al pie del avión por el canciller Bruno Rodríguez y otros funcionarios cubanos que participaron en las negociaciones que llevaron al deshielo de las relaciones en diciembre de 2015.
El presidente Castro no estuvo presente cuando Obama arribó a la isla.
Tras llegar, el mandatario acudió a un encuentro con personal de la embajada y sus familias, a quienes les dijo que era “maravillo estar aquí” y es una “histórica oportunidad para relacionarse con la gente de Cuba”.
Luego, el mandatario y su familia acudieron a La Habana Vieja, el antiguo casco fundado por españoles en 1519, donde se desarrolla uno de los proyectos más exitosos de restauración de la isla con aportes de cooperación internacional y que cuenta con restaurantes, hoteles y comercios.
Bajo paraguas negros, el mandatario camino por la Plaza de Armas, adonde fue recibido con vítores a favor de Estados Unidos, acompañado de Eusebio Leal, historiador de la ciudad, quien le explicaba lo que veía, según se alcanzaba a ver en imágenes de televisión que mostraban su recorrido.
Obama acudió también a la catedral para encontrarse con el cardenal Jaime Ortega, quien ayudó a facilitar la comunicación entre el Vaticano, las autoridades cubanas y estadounidenses para avanzar hacia el deshielo.
“Que Dios quiera que esto sea para bien para todos los cubanos. Me parece que Obama quiere hacer una obra buena antes de irse”, dijo Odilia Collazo, una mujer de 79 años que vio en la televisión cubana la llegada del mandatario.
“Ahora lo malo sería que el presidente que llegue después (de Obama a la Casa Blanca) echara para atrás todo lo bueno que este hizo”, añadió.
Horas antes de su arribo, disidentes del grupo de las Damas de Blanco realizaron como cada domingo una protesta contra el gobierno, mientras autoridades llamaron a Estados Unidos a ampliar las medidas para relajar el embargo y permitir, por ejemplo, a empresas estatales cubanas entrar al mercado nacional estadounidense.
Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, dijo que había recibido una invitación para encontrarse junto con otros disidentes con Obama.
“Yo le diría: ‘señor presidente, cuando se hace negocios ambas partes ponen condiciones y cuando se hacen negocios con un gobierno totalitario hay que poner condiciones”’, comentó.
Durante el último año, las marchas de las Damas de Blanco junto con otras organizaciones han sido interceptadas por grupos pro-gubernamentales y posteriormente dispersadas por policías, uniformadas o de civil, pero sin armas. Y este domingo no fue la excepción.
A lo largo de un año y medio, Obama aprobó cuatro paquetes de medidas para aliviar las sanciones en temas como los permisos para que ciudadanos estadounidenses puedan viajar a Cuba o el uso del dólar por parte de la isla en las transacciones bancarias internacionales; pero hasta ahora no ha logrado convencer al Congreso que debe derogar las leyes del embargo.
Roberto Albar, un jubilado de 68 años, ve el deshielo de las relaciones como algo que conviene a ambos pueblos. “Nosotros prácticamente somos vecinos” y el sistema político de Cuba “no quiere decir que seamos enemigos”, dijo.
“Yo no he visto nada. Yo vivo ahí y eso se está cayendo”, dijo mientras apuntaba hacia el edificio con la fachada derruida donde vive. “Los pobres seguimos siendo pobres”.
El ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, dijo el domingo en rueda de prensa que las medidas tomadas hasta ahora por el gobierno estadounidense “han mantenido un cerco discriminatorio hacia empresas del sector público”, cuando son el corazón de la economía cubana.
Reconoció la importancia de algunos cambios como el levantamiento de la prohibición para el uso de dólares en transacciones, pero dijo que “la efectividad de las medidas debemos comprobarlas en la práctica”.
Obama estará en Cuba hasta el martes antes de partir hacia Argentina. (Fuente: AP)