Demasiado pronto se han perfilado dos opciones en la carrera a la gubernatura en Quintana Roo.
Si bien, ya llevamos casi dos años de pre-precampañas, los candidatos sólo están en espera de que el Ieqroo les valide sus registros para iniciar formalmente sus campañas.
Aunque cinco solicitaron su registro, la competencia ha quedados entre dos: Mauricio Góngora y Carlos Joaquín González.
Los otros tres ya están muy vistos sus propósito para ser tomados en serio.
Alejandro Alvarado Muro, que va por el PT, ha formado parte desde hace mucho tiempo del grupo de infiltrados del Gobierno estatal en el PRD y es comandado por el impresentable Carlos Canabal, ex alcalde de Cancún que no atracó más nomás porque fue interino. Una de sus últimas ‘hazañas’ es que fue utilizado para llevar al Congreso del estado los ‘candados’ casi insalvables a las candidaturas independientes o ciudadanas.
Por el PES, va Rogelio Márquez, cuñado de Juan Ignacio ‘El Chacho’ García Zalvidea. Uno de sus dislates más recordados fue en el sexenio de Joaquín Hendricks, cuando presentó una iniciativa para que el entonces gobernador se apoderara del Poder Judicial.
Y este par se hace trío con José Luis Pech Várguez, que va por Morena, y cuya función en el proceso electoral ha cambiado un poco.
Primero fue enviado para dividir el voto opositor, pero demasiado rápido hundió a Morena a un dígito. Ahora su función es repetir que Mauricio y Carlos son lo mismo a efecto de desalentar el voto y aumentar el abstencionismo, y que al PRI le rinda su voto clientelar.
Ahora, los estrategas del oficialismo están metidos en un embrollo, pues no solo tendrán que sacar a Mauricio a flote, sino hacer que sobrevivan sus tres aliados.