A Nadal le dolía tanto no ganar un Master 1.000 desde que lo hizo en Madrid en 2014 como la imposibilidad de dedicar una gran victoria a su abuelo fallecido el pasado mes de septiembre. Por eso después de arrodillarse por novena vez en la arcilla roja de Montecarlo, Rafa cumplió con uno de los requisitos de los campeones. Cogió un rotulador y se dirigió a una cámara de televisión. Lo que escribió no fue un simple autógrafo, como su victoria en Montecarlo no es una simple victoria. «Va per tu padrinet» («Va por ti abuelito»), escribió Rafa emocionado. Después de dos horas y 46 minutos de final, el ex número uno del mundo se impuso al francés Gael Monfils, por 7-5, 5-7 y 6-0. El título en Montecarlo está cargado de significados: en la carrera de Rafa y en la presente temporada. Era la final número 100 de su vida y fue su título 68 (ver cifra). Iguala los 28 Master 1.000 de Djokovic y ha aprovechado una oportunidad con la que muy pocos contaban hace menos de una semana. La derrota del serbio en la segunda ronda era una ocasión de oro para el resto. Sólo Rafa ha sido capaz de aprovecharla. «Hemos trabajado mucho para vivir momentos así», comentó el español después de su primer título de 2016.
Una gran semana
Djokovic, las infundadas acusaciones de dopaje desde Francia y las derrotas ante jugadores con peor ranking han marcado la temporada de Nadal. Por eso, la final de Doha y las semifinales en Buenos Aires, Río de Janeiro e Indian Wells sabían a poco. Rafa no había podido culminar una semana a un nivel como sus entrenamientos hacían suponer. Desde su entorno se aseguraba que estaba preparándose como nunca, pero… Los resultados han llegado como lo hacían en los buenos tiempos, con el arranque de la temporada sobre arcilla en Europa. Rafa ha mostrado en el Country Club alguna de las virtudes que le han convertido en el mejor jugador de la historia sobre polvo de ladrillo: ha remontado partidos, ha ganado juegos que parecían perdidos, ha conectado «passings», ha salvado bolas de «break»… Los detalles de toda la vida. Queda por ver que esa continuidad le sirva para pelear con Djokovic en el que es la gran obsesión del balcánico para esta temporada: su primer Roland Garros.
Monfils resistió
Con 29 años el francés era uno de esos jugadores que estaban llamados a incomodar a los más grandes, pero… Su cabeza nunca estuvo a la altura de su prodigioso físico. Llegó al número siete del mundo y vive a las puertas del «top 10», pero no había sido capaz de apuntarse un set en tierra ante Rafa hasta ayer. Cuatro juegos era su tope y cuando vio la final perdida en el segundo set, se destapó. Su saque y la derecha le permitieron igualar la final después de dos horas y media de partido. Su desfondamiento físico en el tercer set habla muy bien de la fortaleza con la que Rafa arranca la temporada sobre tierra batida.
El Godó espera
Rafa no ganaba en Montecarlo desde hace cuatro años y en su club, el Real Club de Tenis Barcelona, lleva tres sin levantar el trofeo. En el Godó también persigue el que sería su noveno título. La final soñada le enfrentaría a Kei Nishikori, el campeón de las dos últimas ediciones. Para evitarlo también estarán Ferrer, Gasquet, Bautista, Feliciano, Fognini… (Fuente: La Razón.ES)