Cuando Roberto Borge empezó a mostrar el cobre, al mostrarse como un gobernador autoritario y de excesos, parecería que Félix González Canto se había salido con la suya.

En muy poco tiempo, los cuestionamientos al desempeño de González Canto, que entre otras ‘lindezas’ dejó una descabellada e injustificable deuda de 12 mil millones de pesos, quedaron en segundo término, ante las barbaridades y dislates cotidianos de Roberto Borge.

Félix González Canto no sólo logró imponer su sucesor, sino que además, demasiado pronto, su gobierno se convirtió en festival de torpezas, abusos e inmoralidad.

Tras ser gobernador, González Canto se convirtió en senador, desde donde ha acumulado más influencia y poder.

Por si fuera poco, le ganó la partida a todos, incluso a su propio alumno Roberto Borge, y logró imponer a Mauricio Góngora como candidato a la gubernatura, y hasta usó al aun mandatario estatal para el juego sucio contra Carlos Joaquín.

En sus estilo sigiloso y tras bambalinas, doblegó a figuras de la oposición y ahora quien tiene, incluso, a su servicio a Gregorio ‘Greg’ Sánchez a pesar de que él mismo lo mandó a la cárcel para hacer ganar por ‘default’ a Roberto Borge.

Félix González se encumbró hasta convertirse en todo símbolo del político que logra salirse siempre con la suya, sin importar lo que pase.

Hay quienes dicen que era como aquel personaje de los comics, ‘Fantomas’, por ser la amenaza elegante.

Pero de golpe y porrazo se acabo la imagen calculadora, certera, impecable y eficaz del Senador.

Félix González se hizo ‘videograbar’ y divulgó la escena en la que, con sus propias manos, arrancaba un pendón de propaganda de Carlos Joaquín en un domicilio particular.

El video se volvió ‘viral’ en instantes, al extremo que ni el PRI, ni el candidato Mauricio Góngora atinaron a reaccionar.

La ‘locura’ de Félix se da en un contexto en el que Mauricio Góngora, en un medio afín al PRI, quiso dejar en claro que no tiene padrinos, pero también, en una situación complicada para el candidato priista, con una campaña que no levanta y con posicionamientos rotundos de su adversario en zonas estratégicas del estado.

Pero, ¿qué mensaje pretendió dar a Félix con su locura?: ¿Dar un golpe de mesa a Mauricio? ¿Deslindarse de la caída de su amigo? O simplemente, ¿dar el banderazo de la ‘guerra sucia’?

Sin embargo, Félix, que parecía ser el maestro de ajedrez, ha terminado con porro de callejón en barrio bravo.

O quizá simplemente Félix esté sujeto a demasiado presión y, de ahí, que esté perdiendo el estilo.

Al parecer, es la imagen del que se pretendía gigante con pies de barro…

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