Después de que el 21 de junio el nefasto, derrochador, traidor y vomitivo congreso del gobierno felixista-borgista (los adjetivos son necesarios), sesionara en una sede alterna al Congreso tomado por la ciudadanía (se dice que la sesión se llevó a cabo en el Hotel Fiesta Inn, propiedad de Noemí Canto, tía de el ex gobernador González Canto), para dar marcha a la Ley Borge (que implica impunidad a los dos últimos sexenios y más deuda para el estado), y posterior a que esta ley fuera aprobada el día de ayer en 8 municipios, ahora, este avieso Congreso, sesionará el día de hoy en un lujoso hotel de la Riviera Maya, el hotel “Royalton”, entre Cancún y Puerto Morelos, donde nombrarán al Auditor Mayor, al Fiscal que sustituiría al Procurador de Justicia, y a tres magistrados del Tribunal Superior de Justicia, impidiendo con esto la presencia de los inconformes.[1]
En Chetumal, desde luego, la sesión de la ignominia no pudo haberse llevado a cabo debido a que la gente de la capital, desde el lunes 20, ha traído con el “mecate corto” a los traidores legisladores. Como dicen, el miedo no anda en las espaldas de los burros diputados.
Entre los comentadores de la grilla del patio, así como entre muchos “facebooqueros” y “twitteros”, este paquete de impunidades ha sido bautizado como “La ley Borge”, pero se les olvida que esta ley no solo daría pasto para la impunidad borgista, sino que le haría la vida más llevadera al Padrino de los priístas. Que quede bien claro: esta ley no creo que fuera confeccionada y orquestada por un cerebro troglodita y muy rudimentario en su lógica, como el cerebro del que fuera algo así como el botones de González Canto, el encargado de sostenerle y llevarle el maletín. Hay que decir que esta ley tiene toda la factura maquiavélica de un hombre sumamente inteligente, como Félix Arturo González Canto.
Y ojalá y que quede dicho y se diga con más enjundia: si están moviendo el lodo y la plasta completa y tirando la poca dignidad que les quedaban los diputados salientes encabezados por Pedro Flota, no es solo para darle impunidad transexenal a Borge (eso es lo obvio), sino que esta ley es la coraza maestra de un personaje que está dentro de la Botarga: Félix Arturo González Canto.
¡Qué definición precisa y exacta de Borge, la Botarga! Debajo de la botarga está el mimo y el maestro y patrón verdadero de Flota, de Abuxapqui, de Villatoro, de Mendicuti, de Pech Várguez, de King de la Rosa, de Mauricio Góngora y de tantos otros, el hombre que ha gobernado con mano suave, con mano dura, y con mano dilapidadora, Quintana Roo desde 2005: el Padrino Félix.
Ya es hora de decir, que en los 11 años de gobierno reciente, no hubo dos gobernadores sino uno solo: Félix Arturo González Canto, un hombre que nunca ha dejado de mover los hilos del poder en Quintana Roo, y lo que hemos tenido, habría que nombrarlo, los historiadores, como el Felixato, un largo periodo de desgobierno de un solo hombre, de un solo cozumeleño. El Felixato habría que definirlo basado en un gobierno de “escándalos y danza de millones”,[2] con autoritarismo que se acrecentó cuando González Canto le arrebató a la oposición un triunfo en el 2010 y dejó en el poder a su lugarteniente, la Botarga.
Con antecedentes en el Maximato (1928-1934) en el que don Plutarco Elías Calles gobernó como jefe máximo al país, el Felixato tuvo en González Canto a su padrino, a su jefe indiscutible, el hombre que se dio el lujo de poner a dos candidatos del PRI quintanarroense para la Gubernatura. Su ejemplo regional, desde luego, con diferencias profundas en la forma de gobernar, fue el largo dominio político que tuvo en Yucatán don Víctor Cervera Pacheco, quien gobernó 11 años, pero cuyo poder omnímodo llegó al cuarto de siglo (1975-2000).
[1] “¡Entre políticos escondidos…y mudos!”, por Luis A. Cabañas, 24 de junio de 2016. En http://luisangelqroo.blogspot.mx/2016/06/entre-politicos-escondidos-ymudos-por.html
[2] En este aspecto, vale la pena zambullirse en la lectura del libro del periodista yucateco Luis Ángel Cabañas Basulto, Félix, padrino de Mauricio Góngora. ¡Escándalos y danza de millones! Chetumal, Ediciones del autor, 2016.