CANCÚN, MX.- La Secretaría de Salud de Quintana Roo rescindió su contrato a un médico que expuso a sus compañeros de trabajo el equipo obsoleto, falta de medicamentos, insumos y pésimas condiciones que prevalen en el Hospital General de Playa del Carmen.
El pasado 18 de mayo, el médico cirujano Oscar Hernández Villalvazo convocó a una reunión pacífica en el auditorio de dicha institución para informar de las condiciones en las que laboraban en un área sensible como la salud y motivar alguna mejora.
A la reunión arribaron no uno ni 10 trabajadores, sino más de 150, lo cual generó el malestar de las autoridades estatales de salud. Un directivo filmó la reunión y guardó el testimonio del momento en que el médico expuso con imágenes y videos las deficiencias hospitalarias que incluían falta de suministro de energía eléctrica en plena cirugía.
El médico Hernández Villalvazo también abordó el tema de la necesidad de tener transparencia en la asignación de plazas laborales y escalafón e hizo referencia a la falta de prestaciones sociales y disparidad salarial que prevalecía en el personal sin base.
Lo anterior motivó que al cirujano se le iniciara un acta administrativa que derivó en su despido apelando no contar con autorización para llevar a cabo dicha reunión y señalando incumplimiento por abandonar su área de trabajo, se lee en la queja interpuesta por el afectado ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo.
En entrevista con Luces del Siglo, el cirujano Hernández Villalvazo explicó que el origen de la reunión era motivar que las autoridades explicaran cómo subsanarían las deficiencias, y que ésta se dio luego de múltiples oficios; sin embargo, derivaron en su despido; por lo que hace aproximadamente una semana interpuso una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y la Sala Constitucional de Quintana Roo.
En el hospital –añadió– hay excesiva carga de trabajo para ofrecer un trabajo de calidad. Por ejemplo, una enfermera que debería atender a seis pacientes por turno tiene a su cuidado 20 personas. A esto se suma que los médicos carecen de guantes, gorros o instrumento para cirugías.
“Personalmente se me ha ido la luz en tres ocasiones: dos cirugías de vesícula y una apendicitis en la que la planta de luz ha tardado en activarse mínimo media hora después. Afortunadamente no ha sido en momentos críticos”, destacó el entrevistado. (Fuente: Luces del Siglo)