Julián Ricalde Magaña.
En estos ultimos días hemos visto lo que será la tónica de los primeros días y quizá meses del próximo gobierno estatal. Romper las estructuras de poder que se asentaron durante dos sexenios no será fácil y requiere de mucha entereza y de hombres y mujeres comprometidas. El 5 de junio los quintanarroenses mandaron un mensaje fuerte y claro. Mandaron un mensaje y un mandato para hacer las cosas diferentes para bien, y eso implicará un cambio profundo en la forma de gobernar.

Los grupos en el poder se atrincheran y sacan sus armas para resistirse al cambio. Protegen sus intereses blindándose al poner magistrados, auditores, fiscales, etc. Afines a ellos. Buscan con estos acomodos cuidar sus intereses y tapar el robo perpetuado durante todo este tiempo. Lo que hizo en estos días el gobierno saliente es minar el terreno a la proxima administración, la lógica es que teniendo mayoría en el Congreso, y al Tribunal superior de Justicia tienen dos de los tres poderes republicanos, pero si además le restas facultades al ejecutivo (auditor y fiscal) le están atando las manos al próximo gobierno, al menos esa es la lógica que plantean los actuales gobernantes.

Parte de la estrategia son los medios de comunicación. Si algo reprobaron los quintanarroenses es el actuar servil y maquillista de los medios de comunicación. Cómplices que actuaron y que siguen actuando como sicarios como la Respuesta, Diario de Quintana Roo, El Quequi, La Verdad y el Por Esto! por decir lo menos.

Ni que decir del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social y de su locutor estrella David Romero, quien ocupaba horas del espacio de los quintanarroenses para fustigar y difamar a ” los enemigos” de Quintana Roo (entre ellos Carlos Joaquín); por supuesto que no lo han hecho gratis. Nada ha sido gratis ni las plumas flamígeras que hoy corren como perros sin dueños deslindándose de sus autores intelectuales y acusando de su prostitución periodística a Felix o a Borge.

El Estado está como una casa de madera con termitas. Por donde le busques está carcomido, corrompido. Un cambio verdadero va a implicar nuevas reglas del juego. Carlos Joaquín capitalizó el deseo de cambio de la gente. Ha demostrado liderazgo y persistencia. Jugó contra las lógicas priistas, se salió de la zona de confort y se fue a una aventura desconocida, difícil, demostró arrojo y aglutinó liderazgos diversos y ganó las elecciones.

Con esto se cumple la primera etapa que era sacar al priismo mas aberrante del gobierno, pero la segunda etapa será aun mas compleja. Hacer un gobierno de transición que la población perciba diferente. Carlos Joaquín tiene un gran reto, y no porque sus antecesores lo hayan hecho bien. No, el reto es romper estas estructuras de poder desde la raíz, y tendrá que romperlas pronto para poder enderezar el barco, de lo contrario volverán mas pronto que tarde o simplemente nunca se irán.

Los grandes líderes no son los que conducen a la gente, son los que interpretan a la gente. Ni borrón ni cuenta nueva, ni perdón ni olvido. Ni venganzas justicieras ni cambios para que nada cambie.

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