Ver para creer.
Los enjuagues del empresario Rafael Marín -pese a todo el hombre de todas las confianzas de Andrés Manuel López Obrador en Quintana Roo-, tuvieron otro capítulo, que pone en entredicho el futuro de Morena en Quintana Roo.
Para el reciente proceso electoral local, Morena llegaba con amplias expectativas, pero se fueron desvaneciendo cuando López Obrador, a partir de los consejos de ‘Rafa’ Marín, optó por José Luis Pech Várguez, como el candidato a gobernador del partido ‘guinda’.
Los pronósticos, para el infortunio de la aguerrida militancia de Morena, se hicieron válidas y el Dr. Pech apenas arañó el 11 por ciento de la votación, y arrastró al partido hacia abajo, pues no ganó ninguna presidencia municipal ni diputación plurinominal y se conformó con dos diputaciones de representación proporcional y un puñado de regidurías plurinominales.
En los comicios federales de 2015, Morena fue segundo lugar con 13 por ciento, pero en 2016 cayó al tercer sitio al obtener apenas 11 puntos porcentuales.
Pese a los resultados, López Obrador volvió a darle su confianza al Dr. Pech y lo hizo delegado con facultades de presidente y secretario general.
Hay quienes afirmaban que para 2018, Morena tenía asegurada por lo menos una senaduría de primera minoría, pero con la decisión de AMLO de ratificar al Dr. Pech, estaría llegando en condiciones adversas en el contexto quintanarroense para los comicios federales del próximo año.
Pero como dirían uno de los paisanos más célebres de AMLO: “Que culpa tiene la estaca…”