Ali David Sonboly tenía 18 años. Descrito por quienes lo trataron como reservado y solitario, no tenía antecedentes criminales. Por eso era un completo desconocido para la Policía y los servicios de inteligencia alemanes.
Las autoridades confirmaron que el estudiante, de padres iraníes, nació y fue criado en Múnich. Tras el tiroteo, registraron su casa y descubrieron que estaba obsesionado con las masacres como la que él mismo terminó cometiendo en el Centro Comercial Olympia, donde mató a nueve personas y luego se suicidó.
El fiscal a cargo del caso, Steinkraus Koch, contó que entre sus objetos personales hallaron un libro titulado “Por qué los niños matan: la mente de los estudiantes asesinos”. También encontraron indicios de que había sufrido problemas psicológicos, y tratamiento para combatirlos.
Por el momento no hay indicios de que tuviera vínculos o se haya inspirado en ISIS, según el informe que presentó ante los medios el jefe de la Policía de Múnich, Hubertus Andrae. Para él no se trató de un acto terrorista, sino de un “clásico tiroteo masivo”.
De hecho, creen que es más probable que Sonboly haya sido influido por el asesino noruego Anders Breivik, de extrema derecha. Quienes lo conocieron aseguraron a la prensa local que era un adolescente taciturno y depresivo, que había sufrido episodios de bullying.
El ataque comenzó poco antes de las 6 de la tarde en un McDonald’s situado enfrente del centro comercial. Un video tomado por un celular y subido a internet mostraba al sospechoso vestido de negro, de pie en una zona de aparcamiento del centro comercial, gritándose con la persona que grababa. En un momento dado, el joven exclamó “soy alemán” y realizó varios disparos.
Siete de las víctimas mortales eran adolescentes y los otros dos eran un hombre de 20 años y una mujer de 45. Todos eran residentes en Múnich.
El cadáver de Sonboly fue hallado aproximadamente dos horas y media después del ataque, a cerca de un kilómetro de distancia. Se había suicidado. (Fuente: Infobae)