En octubre de 2015 fue asesinada la joven universitaria María Karen Carrasco Castilla, con lo que se desató una secuencia de feminicidios en todo la entidad.
La joven fue atacada en un paraje solitario cubierto de maleza y basura en medio de los fraccionamientos inconexos del norte de Cancún.
El homicidio de la joven universitaria provocó la movilización de la sociedad civil, que no sólo responsabilizó a las autoridades policiacas, sino al propio alcalde Paul Carrillo, pues los servicios públicos municipales no atienden los parajes, ‘pasos’ y ‘camellones’ cubiertos de maleza.
Una nueva ola de feminicidios se ha presentado en las últimas semanas.
El último caso es el de una joven de 19 años, Margarita E. S. Este nuevo homicidio también ocurrió en un paraje solitario del norte de la ciudad.
Las cosas se olvidaron demasiado pronto y de nuevo se reconfiguraron las condiciones de riesgo para las mujeres en las calles de la ciudad.
Las prioridades para las autoridades ‘salientes’ siguen siendo otras.
Y si añadimos el caso de Solidaridad, donde el fin de semana fue asesinada otra joven a puñaladas dentro de su propia vivienda, la cual además estaba embarazada, el escenario es preocupante.
En Playa del Carmen la descomposición paulatina y acelerada de la seguridad pública es un tema que tampoco está siendo atendido por otro gobierno que, por lo menos, peca de ineficiente.