Si lo contáramos a la página, estaríamos hablando de 69.000 euros por hoja. Porque de las 64 que componen el Action Comics No. 1 (1938), solo valen las 13 primeras, la aventura en la que un tal Clark Kent voló por primera vez como Superman. El cómic, del que se creen que solo quedan unas 50 copias en el mundo según Variety, se ha vendido por casi un millón de dólares (900.000 euros) en una subasta organizada por la Heritage Auction Dallas, en Texas. El precio inicial se fijó en 750.000 dólares (unos 673.000 euros).

No es ni mucho menos la primera vez que se genera una locura con este número en una subasta. En agosto de 2014, se vendió un Ebay un ejemplar por más de tres millones de euros. Tres años antes, Nicolas Cage marcaba un récord al vender por casi dos millones este codiciado ejemplar de su colección personal.

La historia del ejemplar de Cage tiene su miga. Fue robada de su casa en el 2000 junto con otras joyas del tebeo, tal y como denunció la estrella a la policía de Los Ángeles. 11 años después, el Detective Comic Nº1 de Cage aparecía en el casillero de un almacén del Valle de San Fernando (California). A poco de recobrarlo, el actor declaraba que se trataba de la “divina providencia” y que “la reliquia retornaba a la familia”. Meses después, el intérprete lo vendía sin pensárselo dos veces.

Como cómic, el primer vuelo de Superman no es gran cosa. Pero fija muchas de las claves de este personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster. En sus ocho primeras viñetas, con la prosa rimbombante de la época, se nos cuenta cómo un científico metió a su primogénito en una cápsula espacial mientras su planeta moría (planeta que, por cierto, no se nombra). No había granja afable en la campiña norteamericana, sino el ingreso directo a un orfanato. Y en una combinación de tres viñetas se nos cuentan sus poderes extraordinarios: ¡Salta más de 200 metros desde un edificio de 20 pisos! ¡Corre más rápido que un expreso! ¡Levanta unos pisos tremendos! (aunque lo que levanta es una viga).

Pero el Clark Kent con gafas y periodista está aquí. También Lois Lane, su amor platónico de siempre. Y el traje azul (ya con el calzoncillo rojo por fuera), capa roja y la señal de la S en el pecho (completamente amarilla). Volar, lo que se dice volar, no vuela, pero pega unos saltos de cuidado y en una de las viñetas se compara su capacidad de botar con la de un saltamontes (sic). También se le compara con una hormiga, por la fuerza extraordinaria de estos insectos en relación a su tamaño. El cómic termina con un Superman rompiendo con su pecho una cadena y el siguiente texto bajo él: “Una proeza física, un prodigio mental, Superman está destinado a cambiar para siempre el mundo”.

De villanos va más bien la cosa justita. Hay tipos con pistola, tipos con cuchillo, tipos con coches a toda pastilla. Pero todos comprueban que contra la carne de acero del superhombre poco se puede competir. Lejos queda este cómic de las amenazas sobrehumanas y extraterrestres, como el general Zod (kriptoniano también) o el monstruoso Doomsday, amenazas que lograrán poner contra las cuerdas a este moderno Prometeo de extraordinarios poderes.

Pero hay vida en las subastas más allá de Superman. El debut de Batman, Detective comic nº 27, también superó la cifra del millón de dólares. Como lo hizo el Amazing Fantasy nº 15, con la primera aventura de Spider-Man. La web Dave & Adams guarda registro de las ventas más abultadas de una pieza del noveno arte. Y, según ella, la de hoy sería el récord absoluto.

Un triunfo para un Superman necesitado de demostrar que puede competir con los superhéroes contemporáneos, mucho más oscuros y atormentados que este kriptoniano capaz de lucir calzoncillo a miles de metros sobre el suelo. (Fuente: El País)

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