CASO MAYRA | EL ‘CULPABLE’ HABLA 17 AÑOS DESPUÉS: “Se requiere de alguien poderoso para que el crimen quedara impune”

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Nelson Alejandro Ciau Polanco.
Nelson Alejandro Ciau Polanco.
Nelson Alejandro Ciau Polanco.

CASO MAYRA | Por Melvín García Carvajal | Tercera de cuatro partes

El Caso Mayra es, sin duda, una muestra del desmedido abuso de poder que hoy en día mantiene impunes a delincuentes con poder político y económico en nuestro México, en nuestro Quintana Roo y muy en especial en nuestra isla de Cozumel.

A casi 17 años de su muerte, la sombra de Mayra Ayuso continúa rondando dentro de la sociedad cozumeleña. Lo ocurrido el 9 noviembre de 1999, en la ‘Isla de las Golondrinas’ es un secreto a voces. Todos saben, pero todos callan ante alguna autoridad, muchas veces bajo amenaza, otras por vergüenza, muchos por dinero y otros más por ambiciones de cargos públicos.

Los jóvenes de 15, 16 y 17 años que vivieron de cerca este suceso, hoy en día son adultos arriba de los 33 años, muchos buenos padres de familia, quienes, en su momento, fueron perseguidos, acosados, algunos torturados y hasta la muerte le llegó a uno de ellos.

Hoy, a casi 17 años de la impune muerte de la joven Mayra, algunos hablan por primera vez sobre lo vivido, sobre lo que vieron y dan su punto de vista muy particular sobre el suceso.

Uno de estos jóvenes, Nelson Ciau Polanco, quien fue culpado del crimen por la Procuraduría del Estado que en su momento dirigió Carlos Humberto Pereira, nos cuenta su verdad, a través de una entrevista para el segundo libro sobre el Caso Mayra, ‘MAYRA: Testimonios’.  

¿QUIEN ES NELSON CIAU?

 Nelson Alejandro Ciau Polanco nació en la isla de Cozumel, Quintana Roo, México, un 10 de diciembre de 1980, hijo del Señor Reyes Gaspar Ciau Balam (QEPD) y de la Señora Gloria Polanco Guerrero. Es el mayor de dos hermanos. Yoshimara Ciau Polanco es la hermana menor.

Por lo contrario a lo que mucha gente piensa, Nelson Ciau nunca fue novio de Mayra. Eso fue un invento más de la Procuraduría, para tener un pretexto para culparlo del asesinato de Mayra.

En 1999 vivía con su familia en su humilde casa ubicada en la Avenida 45, esquina con ocho Norte. En ese entonces estudiaba en el colegio Conalep de Cozumel, después de intentarlo por las mañanas en el CBTIS 28. En el Conalep, por las tardes, acudía al igual que Mayra. Ambos cursaban el tercer semestre; mientras él tenía la carrera de Alimentos y Bebidas, ella la carrera de Asistente Directivo.

Nelson nos platicó que él sabía que Mayra sentía cierta atracción hacia él, porque siempre lo apoyaba cuando jugaba básquetbol en el equipo de la escuela, constantemente le mandaba saludos y todos sus compañeros del colegio lo sabían.

Sin embargo, para Nelson era un poco incómodo, porque él no tenía un interés muy apegado a la joven Mayra.

Entre los recuerdos de Nelson, nos cuenta que en una ocasión platicaba con Jazmín, una compañera del colegio que estudiaba en otro salón (el plantel era muy pequeño y todos se conocían). Estaban sentados en el pequeño escenario que se encontraba junto a la cancha del centro del plantel, platicando, pasando en un buen momento se acercó Mayra y se sentó a un costado de ellos, a la misma altura. Nelson sabía que le gustaba a la muchacha, pero Nelson en ese entonces tenía una relación, Flor, con la que ya tenía un noviazgo desde hacía tiempo.

EL PECADO DE NELSON

En ocasiones los alumnos del Conalep salían más temprano de su horario normal, algunos se quedaban en el colegio a ‘cotorrear’, otros iban al parque de la Corpus Christi, el cual se encuentra a unas cuadras del colegio, ese parque era lugar de reunión entre los estudiantes, desde el primero hasta el sexto semestre, siempre había estudiantes.

Unos 15 días antes de la muerte de Mayra, en una de esas salidas tempranas, Nelson y sus amigos fueron al parque de la Corpus Christi. Ahí estaban en el cotorreo también Mayra y sus amigas, Martha, una compañera del colegio, estaba cuidando unas mochilas. “¿De quién son estas cosas?”, preguntó Nelson. “Son de Mayra”, le responde Martha.

Entonces decide aprovechar su suerte o su galanura, como para no perder a sus admiradoras, toma la mochila de Mayra y le saca una libreta, descubre que una hoja estaba suelta, así que la toma y comienza a escribirle a Mayra, no era una carta de declaración de amor, más bien dándole alas o esperanzas, por así decirlo; en realidad, más bien era una pequeña nota.

No tuvo más comunicación, no pensaba en qué iba a pasar al siguiente día; o que se ponga a buscar a Mayra o se la tope en su salón, nada. Sin embargo, Nelson Ciau nunca se imaginó que esa simple nota le ocasionara más adelante el trauma y el problema más grave de toda su vida.

Durante todo el proceso del Caso Mayra, Nelson sufrió de tortura desde el día que enterraron a la joven Mayra, desde entonces siempre buscando se declarara culpable.

Nelson Alejandro Ciau Polanco.
Nelson Alejandro Ciau Polanco.

NELSON CIAU POLANCO, HOY

A casi 17 años de la impune muerte de la joven Mayra Ayuso, Nelson Ciau Polanco accede a contarme su historia. En su humilde casa ubicada en la 45 avenida esquina con la calle ocho norte, sentados sobre dos sillas de plástico y frente a una mesa de madera, que igual sirve para desayunar, comer, cenar, cocinar, hacer tareas escolares, platicamos: 

Años después del caso que cambio por completo tu vida, ¿cómo te sientes?

Nelson, se medió endereza sobre la silla, sin camisa, dejando ver sus tatuajes en los antebrazos y esa protuberancia similar a un gigantesco tumor, que tiene en la espalda, justo detrás de su clavícula izquierda, producto de la tortura recibida por parte de los agentes judiciales.

—Después de los dos o tres años, como que ya el temor se hizo menos. Una vez que salí de la cárcel eso me hizo más fuerte. Antes era un chavo que me amenazabas y tenía miedo, me pegabas y yo te lloraba. Ya estando ahí aprendí muchas cosas buenas, las anécdotas de los compañeros, te dabas cuenta que aprendes de lo malo y las consecuencias que te trae. Agradezco a Dios haberme dejado allá, porque ahí aprendí muchas cosas: a valorar un poco más la vida, la libertad, trato de no pensar en ello, de hecho, ni lo pienso, ya pasó en mi vida. Y fíjate que ya no me preguntan cómo los primeros años, me ven normal… y bueno, pues.

— ¿Qué es lo que más te han preguntado?

— Si Mayra fue mi novia o no; otras personas, como teléfono descompuesto, desvirtuando la información. La verdad de las cosas, ya sabes, así es la gente, uno le pone algo, el otro le pone más, y así se va armando.

 

¿Qué ha sido de tu vida?

-Cuando salí de la cárcel la gente comentaba, siempre les aclaraba, estuve casado, me divorcié y regresé a mi casa, conozco a mi actual esposa, Rosario Aranda, tengo dos niñas con ella, es otra vida. En total tengo cuatro hijos.

           

—Has aprendido a vivir con esto…

Sí, pasó un buen tiempo, aunque tal vez la gente lo medio olvidó, para mí seguía vigente. Fue algo que marcó mi vida para siempre. Fue difícil para mí, me hicieron mucho daño, poco a poco empecé a salir de nuevo. Hubo gente que me echó la mano, me ayudó. Te comento que ni salía, había gente que se me pegaba y yo pensaba que eran judiciales. Me decía: “Me van a llevar otra vez”, a pesar de que ya había salido de la cárcel. Eso es un trauma que se me quedó, pero hoy en día puedo decir que lo superé.

 

¿Quién crees que haya mentido en sus declaraciones?

De los involucrados, por así decirlo, hubo mucha confusión por los judiciales. Yo comprendo a esos compañeros que en su momento dijeron cosas que no debían, porque yo soy de las personas a las que le fue mal porque me torturaron física y psicológicamente. Entonces, a ellos, también me imagino que les hicieron lo mismo. Los habrán amenazado, ya sabes cómo son ellos. Los presionan y empiezan a decir cosas porque los judiciales los orillan, eso es de cajón. Ellos así me hicieron. Me quisieron obligar con golpes a que firmara documentos. Leí una declaración donde Martha, una estudiante amiga de Mayra del Conalep, afirmaba que yo era el novio de Mayra, y eso nunca fue cierto, eso fue lo que más me relacionó con Mayra, pero como te digo, yo creo que la obligaron, como es mujer, la amenazaron, la asustaron, éramos jóvenes, teníamos 16, 17 años. También el testigo Joaquín Emilio Gil Poot, él también fue dañado, a él pienso que sí lo golpearon para que dijera que era yo, pero bueno, yo no tengo nada en contra de ellos, me entiendes, pero me dañaron.

—Dicen que fue gente de mucho peso.

— Pues eso dicen.

¿De quién sospechas?   

Pues te digo, mucha gente lo relacionó con Félix González Canto, con su hermano ‘Chacho’. Yo llegué a creerlo también, porque para que suceda todo esto se necesitaba de alguien poderoso que pudiera manipular a las autoridades. Las autoridades no pueden hacer un despapaye con los papeles, extorsionar o amenazar a las personas. Ellos tenía que tener alguien atrás que les ordenara, no sé, gente poderosa del gobierno, o un puesto político alto que le ordene a los judiciales: “sabes, así vas a hacer estas cosas, trata que se dé por otro lado, busca gente inocente, un chivo expiatorio”, cosas así.

Sólo alguien poderoso pudo haber hecho eso, entonces sí creo y sospecho que por ahí está la cosa. Leí en las declaraciones de algunos compañeros que una camioneta “Suburban” gris, que era del Presidente Municipal manejada por su chofer, Agustín Rangel, pasaba a buscar a Mayra a unas cuadras del colegio. Recuerdo que mi licenciado me dio copias de un pequeño expediente y me decía: “mira aquí, hay una prueba que una camioneta pasaba a buscar a Mayra”, y me decía: “mira aquí, hay otra declaración, es una prueba buena para tu proceso”. Esas declaraciones sí existen en el expediente, le preguntaron a las personas cercanas a Mayra y dijeron que sí, que en ese momento la pasaban a buscar con una camioneta con esas características a la escuela y veían que Mayra se subía, esas fueron declaraciones de los compañeros del colegio de Mayra.

¿Quién crees que mató a Mayra?

— Ahora ya no me lo pregunto. Al principio salí y todo el rollo…el caso estaba fresco, había muchos nombres en el aire, historias que dicen que fue una persona que tiene un puesto político. Salió el nombre del doctor Efrén González, gente cercana a una persona de rango político muy alto, por así decirlo. Puede ser que sí, uno saca sus conclusiones. Dicen que saliendo de la escuela la pasaba a buscar el chofer de Félix González Canto, los vieron andando por allá, todo ese tipo de cosas salieron a la luz, también que el doctor Efrén le quiso practicar un legrado y se le cayó de la plancha, ese supuestamente fue el golpe en la cabeza.

¿Por qué crees que los lectores deben creerte?

— Bueno yo no hago esto para que la gente me crea, ¿me entiendes?, tú viniste a preguntar y yo accedí a hacerlo, a contar la historia, lo mío, lo que yo viví. Yo no puedo obligar a la gente a que me crea o no, simplemente soy yo, soy sincero, directo, tal y como sucedieron las cosas. Que la gente y el lector saque sus conclusiones, espero comprendan todo lo que pasó y bueno, al final las cosas así sucedieron.

 

Esta entrevista forma parte del libro ‘MAYRA: Testimonios’, que saldrá al público en noviembre próximo.

mayra

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2 COMENTARIOS

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    Luca

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  2. Sin duda, una de las historias más oscuras de Quintana Roo, que tiene a sus protagonistas en la ominosa secrecía de las complicidades del poder político. Quien entonces fungía como Procurador, Carlos Humberto Pereira, ahora es flamante notario en Playa del Carmen como premio a su abyección y complicidad con los autores intelectuales y materiales en el encubrimiento de este artero crimen de la adolescente. Notario que continúa haciendo de las suyas desde el poder que le confiere la fe pública y sentirse intocable por haber encubierto a quien a la postre se convirtiera en el personaje más oscuro y corrupto de la historia moderna de Quintana Roo: "el gato" Félix Artruro Gonzalez Canto, el carita de "apantallamayas" cozumeleño cuyo encumbramiento en el poder se sustenta en el artero asesinato de esta adolescente, Mayra Ayuso, tal vez la primera víctima conocida de su carrera criminal, que no la única, pues su mente corrupta y perversa que le viene en lo genes, da mucho de qué hablar. Pobre Quintana Roo, tan lejos de Dios y tan cerca de este oscurísimo personaje.

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