Más que bueno ha sido la determinación de que las comparecencias de los funcionarios del Ejecutivo sean abiertas, con lo que se da un mensaje de trasparencia desde el Congreso del estado, para que se convierta en un órgano de rendición de cuentas de verdad.
Pero lo malo es que en las comparecencias muchos de los diputados evidenciaron su improvisación en el quehacer público. Hubo momentos que los comparecientes no solo los capotearon, sino que los bailaron.
Hubo excepciones como Eduardo Martínez y Carlos Mario Villanueva, ambos políticos experimentados, pero hubo casos decepcionantes como el de Fernando Zelaya, o de pena ajena como el de la diputada de Morena, Silvia Vásquez.
Pero, la ‘Nueva Mayoría’ va por buen camino.