El ganador del premio Nobel de Literatura de 2016 es Bob Dylan “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”. La secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Daniues, ha sido la encargada de anunciar a las 13.00 el nombre del mito estadounidense de la canción, de 75 años. “Si miramos miles de años atrás, descubrimos a Homero y a Safo. Escribieron textos poéticos para ser escuchados e interpretados con instrumentos. Sucede lo mismo con Bob Dylan. Puede y debe ser leído”, ha declarado Danius minutos después del anuncio del galardón en la sede de la Academia en Estocolmo. Dylan es “un gran poeta en la tradición en lengua inglesa, muy original” y que durante 54 años “ha seguido actuando y reiventándose a sí mismo, creando una nueva identidad”, ha agreado a la web de la Fundación Nobel.

Bob Dylan fue precisamente uno de los protagonistas del festival Desert Trip, celebrado el pasado fin de semana en California, junto a otras viejas glorias del rock como Neil Young, Paul McCartney, The Rolling Stones.

Solo los que alguna vez se han sumergido en el revelador universo de este cantante nacido en un pueblo de Minnesota reconocerán que Bob Dylan es un poeta en toda regla. Por eso, no es de extrañar que este reconocimiento a su música, entendida como un organismo vivo donde las letras son el cuerpo sobre lo que se apoya el resto, es algo histórico.

Pero la literatura apoyada de la música, o viceversa, era el camino para ese tal Zimmerman, que cambió su nombre por el de Bob Dylan, inspirándose en el poeta Dylan Thomas y tras devorar todo libro que caía por sus manos. El salto a Nueva York, impulsado por conocer al irrepetible cantante-activista Woody Guthrie, sería la introducción definitiva del músico en el género literario.

Desde el mismo corazón urbano de la Gran Manzana vinculó su revolucionario estilo empapándose de los sermones del blues y el folk y la corriente desinhibida y subterránea de la generación beat, con Jack Kerouac, Neal Cassady o Allen Gingsberg. También tuvo buena parte de culpa su novia de los sesenta, Suze Rotolo, que le introdujo en el poeta francés Arthur Rimbaud, un haz de luz para la futura obra dylaniana.

En la historia del premio, la mayoría de los galardones han recaído sobre autores de habla inglesa (27), seguidos de literatos franceses (14) y alemanes (13). Otros 11 de los Nobel de Literatura se han concedido a autores que escribían en castellano.

¿CÓMO INTERPRETAR UN PREMIO NOBEL ATÍPICO?

Su nombre sonaba como el de Haruki Murakami o el de Paul Auster: concesiones demasiado populistas para lo que suele acostumbrar la Academia Sueca. Pero, de tanto repetirse y aparecer en las quinielas, lo que parecía poco probable es ya una realidad. Robert Allen Zimmerman ha conseguido el premio Nobel de Literatura y lo recibirá con el nombre que tomó de otro gran poeta, Dylan Thomas, a raíz del cual se convirtió en Bob Dylan.

¿Cómo interpretar un fallo tan atípico? Dylan ha sido un poeta nuevo, un escritor de versos que caen en torrentes, capaces de describir un mundo que, en su momento, nadie había definido. Además de tomar su nombre artístico de su colega galés, rescató el legado de la literatura y el modo de vida beatnik y el viejo cancionero popular americano, además del esperpento locuaz de Joyce y el talante evocador de Walt Whitman…

Eso, y el rock, claro. Si el rock ha sido la gran revolución cultural desde mediados del siglo XX, Bob Dylan fue el encargado de darle sustancia poética al asunto. Hasta que él llegó, las canciones que sonaban en la radio, con las que la gente bailaba o hacía el amor, estaban todavía impregnadas de aromas adolescentes, de “lo quiero, lo quiero, nena, dámelo ya”. Pero Dylan, con sus largos recitados, sus imágenes surrealistas, sus metáforas y sus juegos con la voz del narrador, logró que ese arte adolescente se convirtiese en adulto.

Y, al hacerlo, arrastró a muchos otros detrás. De hecho, se puede comprobar el punto de inflexión que supuso en la carrera de los Beatles al toparse con él. Por no hablar de toda esa generación de cantautores folk, de los que fue su apóstol en un primer momento y a los que traicionó (incluso con gritos de “¡Judas!”) cuando electrificó su repertorio en el festival de Newport.

Dylan tiene el premio Nobel y sonarán canciones como Blowin’ in the wind, esa ristra de preguntas sobre los problemas del mundo cuya respuesta está flotando en el viento. O Rainy Day Women 12 & 35′ con su invitación a que “todo el mundo debería pillarse una ‘fumada'”. O ‘Stuck inside of mobile with the Memphis Blues again’, que abrió caminos para tantos músicos, de Kiko Veneno a Grateful Dead y Cat Power.

La Academia Sueca premia también, quizá demasiado tarde a la que es, hoy por hoy, la manifestación literaria más importante y popular: las letras de canciones. Una forma de escribir condicionada a su acompañamiento musical, pero que, con el transcurso del tiempo, ha trascendido los límites de la música para influir al resto de la literatura. (Fuente: El País | El Mundo)

LOS ANGELES, CA - FEBRUARY 13: Musician Bob Dylan performs onstage during The 53rd Annual GRAMMY Awards held at Staples Center on February 13, 2011 in Los Angeles, California. (Photo by Kevin Winter/Getty Images) *** Local Caption *** Bob Dylanmore

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