La Casa Real de Tailandia ha anunciado el fallecimiento del monarca Bhumibol Adulyadej, de 88 años, que ha reinado en este país del sudeste asiático desde el 9 de junio de 1946 bajo el título de Rama IX, lo que le convierte en el rey más longevo del planeta. Le sucederá su hijo, el príncipe Maha Vahijalongkorn, de 64 años, según anunció el primer ministro, Prayuth Chan-o-Cha, en una breve intervención televisada en la que declaró un año de luto oficial, durante el cual todos los funcionarios deberán vestir de negro, y ordenó que las banderas de los edificios oficiales ondeen a media hasta durante un mes.

La Casa Real anunció la muerte de Bhumibol a última hora de la tarde (hora local) en el hospital Siriraj de Bangkok, según un comunicado oficial. El monarca expiró debido a su frágil estado de salud, que le impidió superar la inestabilidad en que había caído tras una hemodiálisis a la que fue sometido el pasado sábado para drenar líquido cefalorraquídeo de su cerebro. En las últimas horas, los médicos no consiguieron estabilizar la acusada bajada de tensión que padeció, ni recuperar el normal funcionamiento de su hígado. Su estado de salud entró en una fase de “inestabilidad” y empeoramiento progresivo que los médicos que le cuidaban no han podido recuperar. “El equipo médicos hizo todo lo posible pero su estado de salud se deterioro”, señala la nota oficial.

En su intervención, el primer ministro Prayut, tras señalar que “la muerte de Bhumbiol Adulyadej es una gran pérdida” y que “este día quedará gravado en la memoria de los tailandeses”, instó a los tailandeses “a seguir los pasos del rey y sus deseos de ver el país caminar hacia la prosperidad” y concluyó su mensaje con un “Bhumibol Adulyadej ha muerto, ¡Viva el nuevo rey!”.

Su fallecimiento, no por menos esperado, llega en un momento político delicado para Tailandia. Su sucesor, el principe Maha Vajiralongkorn , de 64 años, afronta un país dividido, que gobierna con mano de hierro desde mayo del 2014 una junta militar presidida por el general Prayut Chan-o-Cha. Un Gobierno que ha impulsado una nueva Constitución, que los expertos señalan que restringe las libertades democráticas, y que ha prometido convocar elecciones en el 2017.

Maha Vajiralongkorn, único hijo varón del rey Bhumibol y la reina Sirikit, no solo se encontrará un país fracturado social y políticamente, sino que deberá esforzarse para ganarse el apoyo de sus súbditos, ya que no parece contar con las mismas simpatías que su predecesor, según apuntan los observadores de la política tailandesa. Una situación creada, en parte, por el hecho de que la mayoría de los tailandeses no han conocido otro monarca que Bhumibol, considerado una figura casi divina, a pesar de ser un monarca constitucional y con poderes limitados. Un ascendente logrado por medio de una autoridad moral generada con astucia, la cooperación de los medios de comunicación y el patrocinio de planes de ayuda social.

Pero también porque el príncipe heredero es muy poco conocido entre los tailandeses. Formado en la academia militar de Duntroon, en Australia, y poseedor de un grado honorífico de general del ejército, Maha Vajiralongkorn pasaba hasta ahora más tiempo en Alemania, país al que se desplazaba conduciendo su propio avión. que en su país de origen. Y tampoco ayuda a su popularidad los escándalos que se le atribuyen, el último de los cuales se refiere al divorcio, en diciembre del 2014, de su tercera esposa Srirasmi, con la que se casó en secretó en el 2001. Una separación que ha supuesto también que varios miembros de la familia de la princesa háyan ido a parar a la cárcel, acusados de haber utilizado la influencia de la familia real para hacer negocios en beneficio propio.

Bhumibol, considerado como el único pilar sólido de un país muy dividido políticamente, nació el 27 de diciembre de 1927 en Massachusetts (Estados Unidos) y se educó en la ciudad suiza de Lausana. Asumió el trono de Tailandia el 9 de junio de 1946, recien finalizada la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia del fallecimiento de su hermano mayor, Ananda Mahidol, que falleció de un disparo, por causas nunca aclaradas por la Casa Real tailandesa. Su coronación, como Rama IX, no se produjo, sin embargo, hasta el 5 de mayo de 1950.

El monarca tailandés, que se considera que es el más acaudalado de las realezas del planeta con una fortuna del orden de 30.000 millones de dólares, según la revista Forbes, se ganó el aprecio de sus súbditos en sus numerosas visitas a las provincias y en su voluntad de desarrollar la agricultura del país para mejorar la calidad de vida de los agricultores.

En el campo de la política se hizo famosa su intervención en 1992 cuando el país estaba dividido y enfrentado a la junta militar que presidía el general Suchinda Krapayoon, que sacó al ejército para reprimir a los manifestantes, que lideraba el ex general Chamlong Srimuang. El rey los convocó a los dos a Palacio y los regañó en público, postrados ante él. Unas imágenes retransmitidas por las cámaras de televisión que dieron la vuelta al mundo y que permitieron reinstaurar la democracia en Tailandia y redactar una nueva Constitución.

Desde entonces, Bhumibol siguió interviniendo en la vida política tailandesa, pero de forma más sutil. No obstante, el peso de los años y el progresivo empeoramiento de su estado de salud fueron reduciendo su influencia en los asuntos de Estado. Una situación que llegó a su punto culminante durante la crisis que estalló en el 2006, cuando los militares derrocaron al entonces primer ministro Thaksin Shinawatra. Muchas fueron entonces las voces que pidieron su intervención, pero insistió en que ello sería inadecuado.

Desde entonces su figura ha ido menguando y permaneció en silencio, por ejemplo, cuando en el 2014, el general Prayuth Chan-o-Cha tomó el poder en otro golpe de estado militar en mayo con el fin de acabar con la instabilidad política. Una clima que alimentaban las fuerzas más conservadoras y ultramonárquicas del país para destituir a la entonces primera ministra Yingluck Shinawatra. En esta ocasión, el rey Bhumibol tardó tres meses en aprobar formalmente la designación del general Prayuth como nuevo primer ministro.

Desde estas fechas, el monarca tailandés apenas salió del hospital, en el que había ingresado en el 2009, cuando empezó a ser tratado de diversas afecciones, que finalmente han acabado con su vida. (Fuente: La Vanguardia)

 

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