En el sexenio de Roberto Borge se realizaron dos restricciones de la deuda. La primera, pocos meses después de asumir el cargo, por 10 mil millones, y en noviembre de 2014, vino la segunda por 15 mil millones, incluidos cuatro mil millones de deuda ‘nueva’.

La segunda reestructuración fue en un proceso ‘fast track’, a pesar de que se requería dar explicaciones, en particular a la aparición de una deuda de tres mil millones que pasó de corto a largo plazo.

Pero, se entendería que con la reestructuración, se buscarían tasas competitivas.

Sin embargo, el entonces secretario de Hacienda, Juan Pablo Guillermo, hizo ‘mal’ su trabajo, pues en lugar de obtener tasas bajas, contrató la reestructuración a un intereses del 7.5 por ciento, que es de las altas en cuenta a deudas públicas estatales de todo del País.

El gobierno ‘borgista’ no solo ‘convirtió’ pasivos de corto plazo a deuda de largo plazo, sino que además obtuvo una tasa de interés del doble de las del promedio general.

Por algo, Juan Pablo Guillermo está en la lista ex funcionarios quintanarroenses de la Auditoría Superior de la Federación.

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