CANCÚN, MX.- El reloj marcaba la penúltima hora del domingo 27 de noviembre, sin embargo en la zona hotelera de Cancún la noche apenas empezaba. Cientos de turistas nacionales e internacionales, además de cancunenses, disfrutaban y gozaban de la música electrónica de las discotecas del kilómetro 9.5 del bulevar Kukulcán.
De repente una ráfaga de balas alarmaron a todos. Del antro “Mandala” salieron de prisa una gran cantidad de clientes, mientras que al interior de la discoteca otro gran número de personas se encontraban en el suelo asustados.
Una crisis colectiva surgió de inmediato. La noticia de que un grupo de sujetos armados le habían disparado a quemarropa a tres personas en un antro se corrió por cada rincón del corazón de la Zona Hotelera. De pronto los turistas del resto de los antros dejaron de bailar. Dejaron sus bebidas en las mesas. Algunos buscaban desesperante a un mesero para pedir la cuenta. Otros simplemente salieron sin pagar o dejar propina. La música no se detuvo y le puso un ambiente peculiar al ir y venir de personas.
Cuando las autoridades llegaron, la mayoría de discotecas del llamado ‘Party Center’ ya habían cerrado. La Plaza Forum tenía el mismo panorama. La zona fue acordonada mientras los empleados del “Mandala” eran trasladados a hospitales del centro de Cancún, donde horas después fallecieron.
Durante los primeros minutos del lunes 28 de noviembre, el panorama era irreconocible. Horas antes turistas y locales bailaban y se alcoholizaban sin ninguna preocupación. “¿Cómo puede estar pasando esto?, estamos en la Zona Hotelera ¡que horror!”, le decía una adolescente regiomontona a su amiga. Los más preocupados y asustados eran los extranjeros: “¿What happened?, ¿Why are all running?”, gritaba un turista mientras corría lejos de la zona de antros.
Quienes también sufrieron fueron los cientos de automovilistas que transitaban por la zona. El tráfico se volvió a vuelta de rueda debido a que fue cerrada la circulación del carril con dirección hacia el centro de Cancún. El otro carril, el de subida, se convirtió en doble sentido para tratar de agilizar el desesperante tráfico.
De esta forma la delincuencia e inseguridad alcanzaron el corazón de Cancún, el motor de este destino turístico, la razón por la que millones de turistas arriban a este paraíso… Si es que aún se le puede llamar paraíso. (Noticaribe)